Parte 12

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— ¿Qué pasa? — Ezio golpeó el vidrio que los separaba del chófer, pero no se rompió, solo escucharon una risa enfermiza.

— No creíste que te irás así como así, me costó mucho encontrarte cariño para perderte de nuevo.

— Noah, suéltanos, estás loco — le gritó la mujer.

— Loco de amor por ti.

Llegaron al puerto, en un galpón había un hombre con el rostro cubierto, que tomó al rubio apenas trató de salir del taxi, y le inyectó algo en el cuello, el pelirrojo se hizo cargo de Helena

— ¿Que le harás Noah? Déjalo en paz y me iré contigo — suplicó la mujer, el lunático ya le tenía las manos amarradas.

— Tranquila amor, no le pasara nada, quienes me ayudan no dejarán que le toque un pelo.

Apareció la madre del joven, que se puso al lado del hombre que drogó a Ezio, que se quitó el pasamontañas, era el padre.

— Debiste aceptar la oferte que te hicimos, nuestro hijo merece algo mejor que tú — dijo el hombre mayor molesto.

— Son unos demonios, no tienen derecho de mandar en su vida — replicó la morena.

— Sabemos lo que es mejor para él.

El espíritu de la joven se rebeló, ya no quería tener miedo, debía escapar para ayudar a su amor pensó, golpeó con la cabeza en el estómago a su captor, pero cuando trató de correr se enredó en unas cuerdas, y cayó al mar. Ezio a pesar del calmante, trató de ir a ayudarla, Noah solo miraba por el agujero.

— Ayúdala — quiso gritar el joven, pero solo se sintió un susurro.

— Fue más rápido de lo que yo tenía planeado para ella, pero el resultado es el mismo, solo me quede con las ganas de escuchar sus gritos, nadie me deja, y quien lo hace lo paga caro jajajajajaja.

Helena trató de soltarse, pero era imposible, sus pies estaban enredados en las cuerdas y tenía las manos amarradas muy fuerte, ya cuando empezó a sentir que la muerte se acercaba, vio a varias mujeres que se acercaron buceando y la ayudaron a salir, ellas iban con disfraces muy raros, una vestida como sirvienta de la época victoriana, otra con ropa militar norteamericana de los años 40, y la tercera con vestimenta normal.

— Gracias, pero de donde... — quiso preguntar, mientras las otras la mantenían a flote.

— No te preocupes, tranquila — le sonrió Ann.

Apareció una más que venía de la parte más profunda, con un vestido muy tosco, parecía de una época muy antigua, usó un puñal para cortarle las cuerdas.

— ¿De dónde vienen? — preguntó extrañada Helena.

— Eso no importa, ahora debes ayudar a Ezio y romper está maldición, hay que aprovechar que estamos todos por fin reunidos — le respondió Hena.

— ¿Qué maldición? — la miró sin comprender.

— No hay tiempo, ven — ambas subieron por una escalera, las otras quedaron en el agua.

Ya el efecto del tranquilizante estaba pasando, el joven millonario lloraba y suplicaba que salvarán a su amada.

— Da igual, ya ha pasado mucho rato, bien muerta está esa perra — escupió Noah al terminar de hablar

— Cuando este bien, te mataré — le dijo el rubio al demente — ustedes tampoco se librarán de mi venganza — amenazó a sus padres.

— Lo hicimos por tu bien, ya verás que lo entenderás — respondió fríamente su madre.

ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora