Capítulo 1

1K 72 21
                                    

Esquizofrenia: Nombre genérico de un grupo de enfermedades mentales que se caracterizan por alteraciones de la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad.

Arthur era el menor de cuatro hermanos, siempre trató de destacar, obtuvo condecoraciones importantes en su juventud y época enfocada en estudios era el mejor, pero las horas dedicadas al esfuerzo lo privaron de poder relacionarse con otros. No era un inadaptado, pero digamos que no tenía mucha práctica, sin embargo los errores lo frustraban, es por eso que prefería que todo se diera por causa natural, que las oportunidades se presenten, que la gente que el destino le ordenase conocer apareciera y que se dé la misma rutina de todos los días.

Levantarse temprano en la mañana, peinarse las cejas, tomar el tren hasta llegar al trabajo en el departamento de la policía metropolitana de Londres, quedarse horas en una silla sentado organizando, revisando reportes y atendiendo llamadas, volver a casa en el mismo tren, ver a la misma gente sin necesidad de dirigirles la palabra, llegar a casa para descansar con comida y tiempo de ocio unas largas horas de trabajo y dormir. De vez en cuando tenía el día libre, el cual aprovechaba para pasear o practicar la cocina, visitar a su familia y demás. Parece una buena rutina pero es evidente que algo falta, y Arthur lo sentía, pero no sabía que era. Tal vez relacionarse con gente no era tan innecesario después de todo.

Un día, o mejor dicho, una noche, las cosas cambiaron un poco… todo empezó cuando el británico volvía de casa, por primera vez en el tren alguien le dirigió la palabra a Arthur, una niña que iba en brazos de su madre y a esa edad siempre podían ser tan sociables como callados.

-Buen día señor- dijo la pequeña, él la miró y enternecido sonrió levemente.

-Querrás decir buenas tardes- trató de sonar lo más amigable posible y lo fue pero…

-¿Qué le pasa a tus cejas?

Se quedó unos segundos pensativo, creyendo que no había escuchado eso.

-¿Disculpa?- Frunció el ceño, moviendo de forma chistosa las cejas tan gruesas que la niña no sabía si reír o llorar, siendo que los monstruos también tienen cejas grandes y oscuras. Pero antes  de que algo más pasara la madre se bajó con la niña en brazos y sin antes decir casi en susurros “cielo, no hables con extraños”. El inglés se las quedó mirando mientras bajaban del tren con indignación –Que grosera…

Una vez bajo del tren, salió de la estación y fue caminando hasta su casa, la cual no estaba muy lejos. El cielo tenía un color anaranjado, pronto iba a oscurecer por completo y algunas estrellas se asomaban acompañadas de una fresca y leve brisa que hizo relajar al joven una vez llegando a su hogar, miró este desde abajo y suspiró aliviado.

-Al fin en casa…-susurró pensando que estaba solo, pero algo lo estaba incomodando, volteó al notar una mirada muy pesada sobre sí y encontrando a una chica que jamás en su vida había visto. Ella también se veía algo sorprendida al haber sido descubierta, parpadeó unas tres veces antes de reaccionar y sonreírle.

-¡Buenas noches!- exclamó con energía, el inglés tardó unos segundos en recordar que la casa a su lado era algo problemática con sus dueños, ellos casi nunca estaban, a penas los conocía, ahora resulta que dejaron a alguien para cuidarla mientras viajaban, algo a lo que él estaba acostumbrado a ver y eso mismo pensó esta vez.

-Buenas noches señorita- respondió caballerosamente, odiaba tener conversaciones con gente que a simple vista, y nótese el prejuicio, parecía gente charlatana, tipo de gente no muy común en un país como Inglaterra, por esta razón el caballero se adelantó rápidamente para entrar a su casa y actuando como una cansada abeja obrera. Sin embargo fue nuevamente interrumpido.

Esquizofrenia|UkArg AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora