CAPÍTULO 1

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Si alguien en ese momento me hubiera dicho que no fuera a esa fiesta porque mi vida terminaría siendo una total miseria, no le creería. Le diría a esa persona que estaba totalmente loca, que se dejara de decir estupideces y que me dejara en paz. Así que igualmente habría ido y al final de cuentas, habría tenido el mismo mal final, definitivamente esta mierda era la porquería que tenía planeada para mí mi destino.

Era una cálida noche de verano, faltaban tan solo tres semanas para que las clases de mi último año comenzaran y yo pretendía disfrutar mis últimas vacaciones siendo una chica de preparatoria al máximo.

En ese momento yo era una chica común y corriente, me consideraba muy feliz y sentía que tenía mi vida totalmente planeada y que no había ningún error que pudiera interferir en mis planes.

— Ese vestido te queda de maravilla, Sari. — pronunció emocionada Leyla, mi mejor amiga. — No tengo dudas en que llamarás la atención de todos los machos hormonales en la fiesta de Jason.

La miré sonriente y le agradecí, añadiendo que ella también se veía increíble y no le mentía. Leyla era una hermosa chica, tenía unos grandes ojos azules, y su alborotado cabello rubio caía como cascada hasta su cintura.

Leyla llevaba un crop top negro que le acentuaba enormemente la gran figura que tenía, con una falda del mismo color que se apegababa su cintura y su trasero y que le llegaba a los tobillos. Se veía increíblemente guapa. En cambio yo, había optado por un vestido blanco que me había comprado hace una semana, específicamente para ese día.

Llegamos a la fiesta en el auto rojo de Leyla y caminamos con la determinación y seguridad que solo nosotras dos sabíamos demostrar. Éramos bastante populares en la prepa y no por el hecho de ser unas perras sin sentimientos, sino porque en realidad éramos bastante amigables y amables con todo el mundo. Éramos partícipes de diversas obras caritativas y siempre estábamos ahí si algún compañero necesitaba ayuda, incluso si él o ella no lo pedían. Saludamos a la mayoría de las personas que en ese momento estaban en el jardín y seguimos con nuestro camino.

Cuando entramos a la gran casa de Jason, el fuerte olor a sexo, drogas y alcohol me golpeó de forma inmediata. Habíamos llegado bastante más tarde de lo que la fiesta había empezado, por lo que ya se veían bastantes jóvenes ebrios. Comenzamos a caminar de forma lenta, pero segura y seguíamos saludando a todos quienes se cruzaban en nuestro camino. Las luces de colores que habían por la sala de la gran casa de Jason nos ayudaron a adaptarnos al ambiente y a que comenzara a brotar nuestro espíritu fiestero. Agarradas del brazo, caminamos hasta la cocina para servirnos algo.

— Espérame aquí, iré a saludar a Ben. — dijo emocionada mientras me soltaba y caminaba dando saltitos hasta donde se encontraba el chico que le gustaba.

Quizás si Leyla no se hubiese ido no habría pasado lo que pasó, o quizás si, pero las cosas no habrían terminado tan mal. Todo ahora me hace creer que cada cosa que pasó fue como un maldito efecto dominó, cada maldita acción me llevó a mi perdición.

Tenía dos vasos sobre la mesa y en mis manos una botella de vodka negro. Estaba abriendo la botella cuando un voluminoso cuerpo chocó contra mí, haciendo que derramara gran parte del líquido negro en mi vestido color blanco.

Me di vuelta completamente furiosa, no niego que si fuera posible hasta me habría salido humo de las orejas. Lo primero que vi fue una sonrisa burlona en la cara del chico que me había empujado. ¿A caso se estaba riendo de mí? Lo miré expectante unos segundos esperando a que hablara, pero nada pasó.

— ¿Es que no piensas pedirme perdón? — escupí furiosa.

De pronto la sonrisa del chico se borró y alzó una ceja. Se paró con la espalda recta haciendo que pareciera mucho más grande de lo que ya se veía, haciendo que resalten aún más unos tatuajes que sobresalían por su cuello, pero no me dejé intimidar.

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