Cap. 2: Sociedad

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Es como una burbuja...

Acapara todo cuanto puede, brilla, se extiende, ilusiona, crece, y luego, estalla.

Así, es la realidad de una persona que jamás ha conocido una sensación similar al amor; cualquier muestra de afecto parece ser un tesoro escondido, la ansiedad de exhibirlo y colocarlo al descubierto, el anhelo de conocerlo, la añoranza de poseerlo, las ganas de experimentarlo; y después, al igual que todo, se oculta, juega y desaparece sin dejar rastro.

Por eso, cuando alguien se acerca a mí, con claras intenciones de conseguir algo similar al "Amor"; mi cerebro sólo puede procesar aquella información como "Sexo"; pues hasta ahora, no he recibido una muestra diferente a esta; ni siquiera por parte de la mujer que me trajo a la vida; la cual partió de mi realidad, cuando tenía tan sólo 4 años...

¿Qué demonios podría entender un pequeño de esa edad sobre el amor?

Si no había nadie para enseñarme...

Lo único que podía hacer era ver, y reflejar en mi existencia.

No soy escéptico, es decir, supongo que hay personas que han tenido el privilegio de probar, aunque sea por una vez en su vida, el placer de compaginar a la perfección con otro ser; sintiendo la plenitud de sus almas reunidas en un solo cuerpo; pero, por desgracia o ventaja, desde el punto de vista que se vea, yo aún no he podido tocarlo, ni siquiera, dar un ligero vistazo a ese mundo que explota en colores, cuando alguien que te gusta aparece frente a tus ojos.

Nada me había logrado cautivar, al punto de desear con desenfreno, que el día de mañana llegara para siquiera tener la posibilidad de reunirme de nuevo con esa persona...

Y cuando mi cumpleaños Nº18 llegó, trajo consigo al hombre que lo cambiaría todo.

Recuerdo que, al no tener madre, ni un padre responsable que se hiciera cargo de mí; fui llevado a un orfanato, donde pase la mayor parte de mi infancia, hasta las 11; cuando una familia adinerada, decidió adoptarme.

Se podía decir que mi existencia cambio de una manera radical, pase de no tener nada, a poseerlo todo; con un simple llamado...

No debía compartir cuarto, no tenía que soportar la mediocridad de la comida, no hallaba motivo para esperar por las donaciones para que llegara la "Ropa nueva"; simplemente, no había razón alguna para cohibirse.

Sí deseaba algo, sólo tenía que pedirlo, y llegaría a mí.

No entendía el por qué, la familia Trümper había optado por escogerme a mí, entre tantos niños disponibles; sin embargo, con el tiempo comprendí, que ellos sólo deseaban tener una excusa para demostrar su "Carisma y Preocupación" por las personas que a diferencia de ellos, no han podido gozar de los lujos, a los que están acostumbrados.

Ese típico "Juego", en el que los ricos quieren competir por el reconocimiento de las masas, a través, de sus caridades y fundaciones, que se dedican a "Ayudar" al más necesitado; no obstante, cuando vives en medio de ellos, te das cuenta que, lo único que les interesa a estos cerdos hipócritas; es la imagen que tienen en el mundo, que los hace verse más grandes, omnipotentes, y por qué no, "Humildes"; como si desearan imitar la benevolencia del mismísimo Dios.

Podía tenerlo todo, y aun así, seguía sin poseer nada; pues aun, en medio de una habitación enorme, con sabanas de seda, una cama matrimonial, y un armario lleno de ropa exclusiva de diseñador; la perspectiva sobre el amor, continuaba siendo todo un misterio para mí.

Ni siquiera, la conexión con una nueva familia, donde había un núcleo definido, compuesto por padre, madre y dos hermanas menores; era suficiente para revelarme las incógnitas de ese sentimiento del que muchos presumen, pero pocos han tenido la fortuna de vivir.

SubmissiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora