Capítulo 39: Boda

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...

— ¿Qué haces aquí? —pregunté a Diamante con hostilidad.

— ¿Qué ocurre, Rei? Pensé que nuestra relación había mejorado desde... bueno, tú sabes, el día en que me hice tu héroe —dijo Diamante sonriendo irónico.

— No estoy tan segura, te recuerdo que la última vez que nos vimos me llamaste "loca de mierda" —le recordé. Diamante sonrió burlón. 

— Diamante es mi amigo desde hace años, así que no podía faltar hoy —comentó Esmeralda—. No sabía que eso te molestaría tanto.

— Sí, Rei... siento mucho si te ofende mi presencia. También le pido perdón a Serena. La última vez que nos vimos me exalté y no fui nada caballeroso. Pero entiende que no es la primera vez que rompes mi corazón, princesa —dijo Diamante haciéndose el ofendido.

Serena se incomodó y desvió la mirada al piso. Esmeralda sonrió irónica, lo disimuló alejándose para saludar a otros invitados.

— ¡Da igual! Nosotras ya nos íbamos —anuncié.

— Hablando de irse, ¿por qué no me contaste que te marchas con Rubeus? —preguntó Diamante perspicaz.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. ¿Cómo sabía de ello? Rubeus me había dicho que lo guardaría en secreto, al menos para su familia, especialmente para Diamante.

— ¿Cómo sabes eso? —pregunté poniéndome seria.

— Vengo de visitar a Rubeus, él me lo contó. ¿Cuál es el problema? ¿Acaso era un secreto? —preguntó Diamante llevándose una mano al bolsillo y con la otra quitó el flequillo de su frente, descubriendo así su cicatriz.

Bajé la mirada sin responder.

— Es hora de irnos —acotó Mina y comenzó a empujarnos hasta la salida.

— Sin resentimientos, chicas —alcanzó a decir Diamante.

Me giré para mirarlo de frente.

— ¿Se puede ser amigo de tu ex? Es decir, me encanta saber que tú y Esmeralda son grandes amigos, pero ¿se puede a pesar de lo que sucedió entre ustedes? —pregunté.

— No sé, tú dinos... ¿existe la amistad de un hombre y una mujer? —preguntó Diamante poniéndome en jaque.

Fruncí el ceño, Diamante sonreía victorioso. Esmeralda nos miraba a distancia.

— ¡Ya es tarde! Hay que irnos. Y no te preocupes Diamante, está todo bien —dijo Serena con una gran sonrisa y me sacó del lugar.

— No me dan confianza esos dos, me parece una amistad peligrosa —comenté una vez que caminábamos por la calle para coger un taxi.

— Acabamos de reconciliarnos con Esmeralda, no comencemos otra disputa. Simplemente Olvídalo —me pidió Serena.

— Es cierto. Todo es por Seiya —intervino Mina.

— ¡Qué gran fiesta! ¿Cuánto dinero habrá gastado Esmeralda? —se preguntó Lita.

— ¿Y vendrá del bolsillo de Seiya? —preguntó Mina con los ojos muy abiertos de la impresión.

— ¡No es asunto nuestro! Nada de lo que Esmeralda y Seiya acuerden es de nuestra incumbencia, ¡dejemos a esos dos en paz! —dijo Ami, llamando a nuestra cordura.

Suspiramos con resignación.

— Seiya quedará en banca rota si ella sigue gastando así, eso me influye de alguna manera. Mi pobre Yaten saldrá perjudicado, ellos comparten ganancias. Taiki también, por ende es de tu incumbencia, Ami —advirtió Mina.

Más que amigos (Sailor Moon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora