CAPÍTULO 5: Leonardo

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Leonardo

Bajo mi influencia, Jace mejoraba su habilidad para besar, sus torpes besos me llenaban de nostalgia, hace año y medio Jace besaba de la misma forma en la que lo hacía en éste momento.
Por unos segundos fuimos forzados a separarnos unos centímetros para recuperar el oxígeno perdido entre besos que nuestros cuerpos exigían a gritos. Segundos que aproveché para desabrochar los dos primeros botones de mi camisa, que ahora gracias a Jace y su tentadora travesura, me hizo empapar por completo.

Volví a besarlo, luego de unos segundos, me separé nuevamente para desabrochar otro par de botones mientras la respiración de Jace y la mía se agitaban por la anticipación de volver a juntarnos.

Cada beso se tornaba más agresivo que el anterior, jugaba con su lengua y sus labios, mientras finalizaba de quitar los últimos botones de mi camisa, la removí de mi cuerpo y rápidamente mis manos buscaban sentir su piel.

-Éste maldito cuerpo... - susurró entre mis labios. Dirigió su mirada a mi torso y colocó la punta de sus dedos en él y descendió como un escalofrío hasta mi abdomen.
-¿Te gusta? - Quise molestarlo un poco.
-Lo odio - respondió con amargura. - Es perfecto sin importar el ángulo en el que lo mires. Sujeté su mano e hice que colocara presión sobre el área que tocaba para sentir con mayor fuerza su tacto. Miraba mi torso fijamente.
-¿Jace? - Moví mi cabeza para poder mirarlo a los ojos para llamar su atención.
-Si tuviera éste cuerpo... ella sería mía - Aurora.
-No me hables de ella - fruncí el ceño.
-¿Qué? - sonrió de lado intentando mofarse - ¿celoso?
-Muy - respondí de inmediato, casi en un gruñido. - Tu me pertences, aunque no lo recuerdes. - Me miró sorprendido.
-No puedes decidir eso por tu cuenta - refutó.
-¿Quieres apostar? - respondí confiado.

Agarré su cintura y lo acerqué a mí, ascendí mi mano hasta su espalda para sujetarlo y con la otra le di una nalgada y procedí a apretar su glúteo estremecíendolo, para intensificar el ardor placentero que le había brindando. Acerqué mi rostro a su pecho y lamí su pequeño pezón. Él se estremeció ante el contacto.
-Está caliente... Tu boca... Tu boca esta caliente - gimió confundido. Sujetó con fuerza mi cabello. - ¡Espera! Por favor... - masajeaba su glúteo luego de cada nalgada. Succionaba, lamía y mordía sus pezones, asegurándome de intercalar el placer en ambos pezones para que no se acostumbrara a uno y las corrientes se esparcieran en todas las direcciones de su cuerpo.
No tenía intenciones de detenerme.

-Me siento raro... - su voz temblaba - parezco... una chica. - Lo miré.
-Pero no lo eres - respondí. Agarré su miembro y masajeé la punta.
Jace no pudo evitar gemir, juntó sus rodillas y encorvó su cuerpo de la sorpresa fundida con el placer.
Volví a besarlo. Jace mejoraba y al mismo tiempo temblaba, lo hacía por mí.
-Voltéate - le ordené.
-¿Por qué? - Su inocencia era refrescante en momentos.
-Haz lo que te digo - Jace se volteó confundido. - Coloca rus manos en la pared. - Él obedeció.
Agarré el jabón y diluí cierta cantidad para reemplazar la loción y preparar a Jace para mí.

Apreté su glúteo y la expandí para abrirme paso, para asi introducir mis dedos, en el momento que Jace sintió mis dedos ariciando su interior, éste se estremeció y gimió dulcemente. Apartó una de sus manos de la pared y volteó levemente el torso para luego dirigir su rostro a mí.
-¿Qué estás...? - Trató de preguntar en medio del éxtasis. Sin importar sus suplicas o su confusión, mis dedos no se detenían y sus gemidos tampoco. Conocía su cuerpo como la palma de mi mano.
-Quieto, manos a la pared. - Mordió su labio y obedeció.
Desabroché mi pantalón y liberé mi erección lista para Jace, con la punta acaricié su entrada y Jace se estremeció y comenzó a gemir con desesperación, podía oír la palpable confusión en su voz.

A pesar de la confusión que su mente podría sentir, su cuerpo estaba claro de lo que estaba sucediendo y luego de haberlo tentado lo suficiente, su interior me llamaba a gritos. Inconscientemente movía su cadera rogando ser penetrado.
No hice esperar a su cuerpo ni un segundo más, introduje mi miembro en su entrada, Jace se estremeció de la sorpresiva invasión, coloqué mi mano en su pecho y la otra en su cadera, luego lo embestí con fuerza, Jace temblaba y gemía por mí, nada hacía mi corazón latir con tanta fuerza como la voz de Jace ahogado en éxtasis.

Noches de Invierno (Gay-Yaoi)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora