Leonardo
-Confiesa - le ordené.
El brillo de sus ojos desapareció y su expresión perdió lo que quedaba de su humanidad, sus pensamientos y voluntad se hicieron añicos al comando de mi voz.
-¿Qué haces en esta academia? - Comencé el interrogatorio.
-Vigilarlo a usted y asegurarme que la esclava humana cumpla su deber. - Su cuerpo estaba completamente tieso a la espera de mi voz para resolver en contra de su voluntad todas las dudas que estuvieran dentro de sus capacidades.-Con la esclava humana, te refieres a Aurora, ¿correcto?
-Sí.
-¿Cuál es su deber? - Gruñí.
-Vigilarlo dentro de la academia y estar lista para seguir las órdenes que le imponga mi amo.
-¿Por cuál motivo me vigila? - Apreté la mandíbula.
-Lo desconozco.
Mi ira crecía y no había manera de detenerla, deseaba desatar todo el odio que tenía acumulado en mi pecho, quería hacer pedazos todo lo que se interpurciera en mi camino.-¿Cuál es tu deber? - Debía ser más directo o esto tomaría más tiempo de lo necesario.
-Distraerlo - Mi cuerpo se paralizó y mi corazón se agitó por unos segundos más de lo necesario.
-¿Por qué? - La imagen del rostro de Jace apareció en mi mente y apreté los puños con tanta fuerza que eterré mis uñas en la palma de mis muñecas.
-Para que Aurora cumpla con la orden que le fue asignada.
-¿La cuál es? - Sentí la ansiedad apoderarse de mi mente.
Tenía unas inmensas ganas de golpear a Aaron.
-Asesinar a Jace Connor.Hubo una larga pausa, no salía del asombro. Aún cuando ya lo había visto atentar drogarlo, asesinarlo era más de lo que esperaba que le fuese ordenado a una miserable humana como ella.
-¿Por qué ordenó matar a Jace? - Mi voz se quebró al pronunciar su nombre.
-Incumplarlo por su muerte y pierda su libertad permanentemente.-Es mi culpa que su vida este en peligro en este momento... - pensé. Mi quijada comenzó a temblar y mis dientes chocaban, apreté las puños tratando de calmarme, luego apreté mis dientes e hice una mueca con la boca.
Inhalé el aire frío de las montañas y lo exhalé en un gruñido.
-Una última duda, ¿por qué quiere que pierda mi libertad? ¿Qué quiere de mí?
-Lo desconozco.No había nada más qué quisiera saber.
Sostuve a Aaron por el cuello aplicando fuerza suficiente para partir su cuello en cualquier segundo, con mi mano libre le di un par de golpes leves en su mejilla.
-Despierta de una vez maldita sea - me queje entre dientes.
-Lord Wimbley... - el brillo volvió a sus ojos y era capaz de volver a mostrar sus expresiones.Su expresión se llenó de horror al procesar lo que acababa de suceder.
-Voy a hacer uso de ti - comencé a decir con un tono calculador.
Él me miró a los ojos y apreté un poco su cuello para que no se le ocurriera hacer un movimiento en falso.
-Le darás a mi querido cuñado un mensaje por mí, ¿de acuerdo? - Él asintió, aun si no esperaba una respuesta. - Si vuelve a meterse en en mis asuntos, haré su vida y la de su querida hermanita miserables, es mi primera y última advertencia.
Aaron temblaba incontrolablemente, parpadeó más veces de las necesarias y asintió preso de temor.
-No he escuchado tu respuesta - sonreí con malicia.
El sentimiento de tener la vida de alguien en mis manos era indescriptible, sentía como el poder y el orgullo de mi raza recorría mis venas.
-Como... Como ordene, mi lord - logró decir deseando apartar su mi mirada de la mía.
-Una pequeña advertencia - acerqué mi rostro al suyo y mordí suavemente su labio - no se te ocurra desafiarme otra vez o no vivirás para contarlo - su mirada aterrada me llenaba de placer, ver sus carnosos labios temblar era realmente excitante. - Espero que entregues mi mensaje, no sueñes con la idea de escapar, por que te encontraré.
-Jamás mi lord - su voz se quebró.
-Una cosa más - continúe divertido - para asegurarme de que hayas entendido mi advertencia y para que no te metas en mi camino en lo que resta de la excursión - conectó su mirada aterrada a la mía. - Voy a asegurarme de que no puedas moverte por lo menos en veinticuatro horas.
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Noches de Invierno (Gay-Yaoi)©
Bilim Kurgu- EDITANDO PARA REESUBIR - Su sonrisa era seductora, y la profundidad de sus ojos era hipnotizante, sin embargo, mas que hermosura, reflejaban una advertencia... Una advertencia de peligro, una que no pude prevenir.