CAPÍTULO 10: Ira y Miedo

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-Él firmó... - Dije para mí casi en un susurro.
Observaba la nota autorizada que me permitía asistir a la excursión que tendrá fecha en tres días.

No he intercambiado palabras con Leonardo en las últimas tres semanas luego de nuestro pequeño argumento, no lo hemos intentado, es demasiado incómodo.

"Estoy fuera de los dormitorios de chicos."
Leí el texto de mi celular un par de veces sin dejar de sonreír.

"Enseguida voy" - respondí.

Me apresuré a la puerta para mí encuentro, pero al abrirla me encontré con el rostro sorprendido de Leonardo, por lo que parecía estaba por abrir la puerta cuando yo lo hice.

-Permiso - le pedí sin hacer contacto visual con él.
Se apartó sin dar una respuesta y retomé mi camino con un nudo en la garganta.

-Aurora, hola. -Su brillante sonrisa despejó mis dudas y me hizo olvidar cuan herido me sentía en realidad.

Aún con el pasar de los días no podía superar lo fácil que me entregué a él y lo bien que me sentí al abrirme en cuerpo y alma, me dejé llevar hasta lo más profundo.

No dijo mucho para hacerme sentir especial, pero tampoco era necesario. Simplemente me sentí de esa forma.

-¿Tienes noticias de la autorización? - Preguntó.

-Sorpresivamente, sí. Acabo de recibirla - traté de demostrar emoción.

-Qué alivio - suspiró. - Temía que no pudiese ir - volvió a sonreír. - Pero eso ya no importa, podremos pasar tiempo juntos. - Empujó levemente mi cadera con la suya.

Quería olvidar desesperadamente lo sucedido con Leonardo y cuanto antes enfocarme en la persona junto que es tan dulce y especial.

Estuve en el camino correcto desde el principio, junto a ella. Me hacía sentir que era un chico normal, con deseos normales.

Alcé la mirada a la ventana de mi habitación y desde ella Leonardo nos observaba.
Todo sobre él era un misterio, uno en el que no me quería involucrar.

-¿Vamos? - Le pregunté sonriente.

-Claro - me sostuvo el brazo y seguimos nuestro rumbo.

-Leonardo no arruinara mi oportunidad de ser feliz - pensé.

La imagen de su espalda apareció en mi mente, sin rasguños pero con prueba pintada de rojo como hilos de que existieron aunque fuese por unos instantes.

-Tal vez sí fue un sueño - solía pensar durante las últimas semanas.
Era imposible para una persona sanar tan rápido. - Me deshice de él. - A veces olvidaba el peligro que él representaba cada vez que mi mirada se encontraba con la suya.

Durante las clases luchaba con mi instinto de mirar en dirección a Leonardo, quería ignorar a todos los sentimientos que crecían sin control en mi interior.
Mi odio y resentimiento por él eran fácilmente opacados por mis memorias y, por aquello, me odiaba a mí mismo aún más.

-Te veo en la luna - empezó a decir Zyan. - ¿Tierra llamando a Jace? - Se burló.
-Aquí Jace reportándose al deber - respondí divertido.

Mis compañeros me observaban siempre atentos, como si fuera un juguete en exhibición o un mutante en una feria del bajo mundo. Sin embargo, luego de la amenaza de Zyan hace unos meses, no se han atrevido a decirme nada subido de tono. Al menos el ambiente era más tranquilo.
Y todo se lo debía a Zyan.

-¿Cómo van las cosas con Aurora? - Preguntó mientras nos dirigíamos a la cafetería.
-Muy bien de hecho, tu sabes, pasamos tiempo juntos y nos escribimos a diario. - Sonrío burlón y alzó una ceja en respuesta.
Por lo que no pude evitar sonreír también. - Pretendo pedirle que sea mi novia en la excursión - Finalicé y observe a Zyan, él no podía ocultar su sorpresa.

Noches de Invierno (Gay-Yaoi)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora