Nueve meses, nueve días

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ChanYeol dirigió una mirada tierna a MinSeok. Él tenía a su pequeño hijo de dos meses en sus brazos.

-Te amo, Min –dijo él.

MinSeok lo besó. Esas sesiones de besos en el sofá de la sala ya eran tradicionales entre ambos, sobre todo porque acababan en sexo oral. Sólo que eso ya no sucedía desde hacía un buen tiempo, desde que MinSeok había decidido ser más "madre" que amante.

Lo único que le molestaba a ChanYeol era la música de kpop de fondo, pero era la que le gustaba a MinSeok, y él estaba ahí para complacerlo. El aparato y todo lo que se encontraba en ese departamento testificaba el amor del galán.

La noche de julio era un tanto fría, pero el departamento era mucho más tibio y confortable que la casa donde ChanYeol y KyungSoo habían instalado su "nido de amor".

-En cuánto me den el divorcio nos casamos –afirmó ChanYeol.

-Si es que encuentran a tu esposo –rió él y lo besó–. Ojalá que se haya matado por ahí.

-No digas eso.

-¿A poco todavía lo quieres?

El bebé soltó un estornudo y siguió durmiendo.

ChanYeol titubeó. En realidad no estaba seguro. MinSeok era encantador, pero quedaban demasiado buenos recuerdos de KyungSoo.

-No –respondió por no dejar–. Pero no hay que desear mal a nadie.

-Entonces todavía lo quieres.

-Al que quiero es a ti.

MinSeok sonrió como si esperara esa respuesta. Sus labios se acercaron de nuevo. El teléfono los interrumpió al timbrar. El de la recámara, porque la extensión de la sala, donde se encontraban, está descompuesta.

-Ahora vengo –dijo ChanYeol.

-Y a ver si mandas a componer la extensión de aquí –replicó MinSeok en tono impositivo.

ChanYeol asintió dócil. Se dirigió al fondo del pasillo y entró a la recámara. Levantó el auricular.

-¿Sí?

Sólo escuchó ruido de interferencia.

-¡Diga!

Otra vez el ruido. Estaba a punto de colgar cuando escuchó la voz.

-Yeol...

-¡Tú! –dijo él sorprendido, para luego bajar la voz–. ¿Dónde has estado?

-Es una larga historia –la voz se confundía con el ruido y era difícil de captar–. Sé que estás con tu amante...

-Mira, si vas a...

-Escúchame. Trae tus papeles del divorcio. Te firmaré lo que quieras, será un divorcio voluntario. En tus términos.

-No puedo creer eso.

-Te lo juro. Yo también necesito mi libertad.

-¿Qué? ¿Ya estás con alguien?

-Digamos que sí. Necesito que vengas ahora mismo.

-¿Dónde estás?

-Anota la dirección.

ChanYeol fue por pluma y papel y lo hizo. Estaba muy cerca.

-No hables con nadie de esto –indicó KyungSoo–. Todavía no. Por favor.

-Está bien.

KyungSoo dijo algo más pero el ruido lo opacó.

ChanYeol colgó y regresó a la sala.

-¿Quién era? –quiso saber MinSeok.

-Un cliente –respondió ChanYeol con la naturalidad que siempre usaba con KyungSoo para mentirle–. Quiere que vaya a atender a su perra.

-No te tardes. Tienes que cambiarle los pañales a tu hijo.

ChanYeol suspiró.




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Sólo falta un capítulo y el epílogo, está historia fue realmente corta, espero que les esté gustando.~

Maldito el Fruto de tu Vientre (ChanSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora