Cambios.

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Muchas gracias por el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia.

Como siempre nada me pertenece, yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.

Capítulo III. Cambios.
La guardia real se encargó de que las personas despejarán el camino para que el príncipe Andrew pudiera ser transportado al castillo. Dos guardias fueron los encargados de llevarlo, pues pese a que en el camarote del capitán pudieron darle una revisión rápida a Andrew, los reyes y Elsa no podían estar tranquilos hasta que el doctor real lo revisara y les dijera su estado.

Los reyes estaban igual o más consternados que Elsa, pero aún así tenían que ver por el bienestar de sus hijos, así que ambos se adelantaron al castillo para que una habitación fuera preparada para su hijo, mientras que Elsa permaneció junto a su hermano, por un momento quiso tomarle la mano pero tampoco quería interrumpir las acciones de los doctores y enfermeras que trataban de ayudarlo. Después de la pequeña sonrisa que le dio Andrew este se había vuelto a desmayar. Después de un par de minutos un siervo llegó al barco informando que era hora de llevarlo. Ambos guardias cargaron el cuerpo de Andrew y con el mayor cuidado que podían lo colocaron sobre una camilla, después una de las enfermeras puso una sábana blanca sobre el cuerpo tratando que el pueblo no viera el cuerpo de príncipe, ambos guardias cargaron la camilla cada uno de un lado y salieron del barco, al salir del barco Elsa se dio cuenta que los guardias reales habían hecho un gran trabajo al desplegar a la gente, solo un par de personas permanecieron en el muelle, la camilla con el cuerpo de su hermano fue avanzando hacia el castillo mientras que a los lados de este dos guardias en caballo no dejaban a los pocos curiosos ver el cuerpo. En un principio se había pensado transportar el príncipe en un carruaje, pero al querer que su cuerpo sufriera lo menos posible se decidió que se transportará en la forma que se estaba haciendo. Elsa a pesar que un carruaje fue preparado para ella, está decidió no dejar su lado en ningún momento. El trayecto fue rápido en gran medida, al llegar al castillo a los guardias se les dio instrucciones de donde se encontraba el cuarto de Andrew, este estaba justo a un lado de la habitación de Elsa, dentro de esta el doctor y una enfermera, el doctor era un hombre ya entrado en años, con la mayoría de su cabello blanco, de semblante serio y con un par de lentes que le daban aún más apariencia de intelectual, la enfermera era una mujer joven, cabello castaño y cuerpo esbelto, el doctor ya estaba listo con todo su instrumental para los chequeos pertinentes, a un lado de él los reyes.
Andrew fue puesto con el mismo cuidado sobre la cama, los guardias cuando se dio por concluidas sus órdenes estaban por irse, pero Elsa hablo.

- Informen que la coronación se pospondrá hasta nuevo aviso.

Los guardias asintieron y se retiraron, los reyes y la princesa veían el cuerpo con demasiado pesar, pero ellos mismos no se permitían dejar la habitación.

El doctor empezó a revisar el cuerpo de Andrew, empezó por todo la cabeza avanzando poco a poco hacia abajo, checo cada una de las heridas, cada costra, cada cicatriz, cada hueso. Cuando llegó a la cadera, dio instrucciones a una enferma que quitara los pantalones y la ropa interior si es que portaba. La enfermera pese a que llevaba años en el oficio, en cuanto quito los pantalones no pudo reprimir el sonrojo de su rostro, por mucho que lo viera, era el miembro más grande que había llegado a ver. El doctor fingió tos para llamar la atención de la enfermera que se había quedado con la vista fijada en el príncipe, al alzar la mirada esta vio que la princesa y reina la veían con un gran enojo, eso fue suficiente para que la enfermera siguiera con su trabajo.
En las piernas las heridas no eran menos que en el torso, pero estas ya estaban en proceso de cicatrización entonces el doctor no tuvo que suturar. En cuanto termino la revisión camino hacia la familia real.

- ¿Como se encuentra? - dijo él Agnar.

- Corrió con suerte.

-¿¡Como puede decir eso?! - falto poco para que la voz de la reina Idun se convirtiera en un gruñido. - ¡Que no ve lo que le han hecho!

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