Capitulo 4

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Steve miró el reloj otra vez, y se preguntó dónde estaba Tony, porqué no había vuelto a Avenger. Habían pasado cuatro horas desde que había salido de su casa, era casi la hora del cierre, y él no había aparecido por allí.

«Debí dejarle una nota».

Pero después de lo que había pasado entre ellos, pensó que no era necesario, que Tony entendería que le esperaba en el bar.

«Como si pudiera leer la mente, estúpido».

Bajó al bar y se acercó a Thor.

-¿Ha vuelto Tony por aquí esta noche?

-No, jefe. ¿Tenía que hacerlo?

-Pensé que lo haría, después de... da igual. ¿Puedes encargarte del cierre? Sé que es una putada, pero te lo agradecería.

Thor miró a Loki, que lo estaba esperando al otro lado, cansado y con ganas de irse a casa.

-Puedes librar mañana todo el día -le ofreció, acordándose de lo que había dicho Tony, que se veían muy poco

-Hecho, jefe. Sin problemas.

-Gracias, tío. -Dio dos pasos y se detuvo. Miró a Thor de nuevo, y decidió asegurarse-. Por si acaso, mejor que no aparezcáis por el apartamento. -Le guiñó un ojo y el otro hombre sonrió, asintiendo.

A este paso, acumularía una larga lista de favores esta noche, pero no le importó. Tony lo valía.

Se dio prisa en subir al coche y condujo deprisa hacia el apartamento de Tony. Cuanto más cerca estaba, más se preocupaba. No debería haberse ido de aquella manera, sin decirle nada ni dejar una nota.Debería haber mandado a tomar por culo el bar, Tony era mucho más importante. Además, por una noche que él faltara, no iba a hundirse, ni a desaparecer o implosionar sobre sí mismo como si fuera un puto agujero negro. Por la mañana, hubiera estado en el mismo lugar, igual que las putas facturas. No iban a irse a ninguna parte, y podría haber hecho el trabajo igual. Al fin y al cabo, en aquellas cuatro horas no había hecho nada, pensando solo en el castaño.

Llegó al apartamento en diez minutos. Salió del coche y subió las escaleras de dos en dos. Llamó suavemente en la puerta de Tony, pero no obtuvo respuesta. Llamó un poco más fuerte. Nada. «Me cago en... debería haberle pedido la llave a Loki». Aporreó la puerta, llamando a gritos a Tony, importándole una mierda los vecinos. Nadie acudió a abrir.

Acercó la oreja a la puerta e intentó escuchar. Le pareció oír un sollozo, y aquello hizo que perdiera la paciencia. Sin pararse a pensar, Steve dio una patada a la puerta y la abrió. La cerró detrás de él, fijándola con una silla para que nadie más pudiera entrar. Revisó todo el piso. La cocina, vacía. El salón, vacío. El dormitorio, vacío... Espera. Oyó el agua correr y se apresuró a entrar en el baño. Apartó la cortina de la ducha y se quedó sin aliento, la respiración atascada en su garganta cuando vio a Tony acurrucado en el suelo de la ducha.

Lo cogió en brazos con rapidez, dándose cuenta que el agua ya salía fría y Tony se estaba congelando. Lo enrolló con la toalla de baño que colgaba del toallero, y lo llevó hasta la cama. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Y por qué estaba allí, sentado? ¿Qué había pasado en estas cuatro horas, desde que había abandonado el apartamento?

-¿Tony? ¿Puedes oírme, conejito? -le preguntó. No obtuvo respuesta. Lo cubrió con el edredón, haciéndose un montón de preguntas. Los ojos de Tony parecían abiertos, pero no veían nada. ¿Sabía que él estaba allí? El omega gimió y se estremeció bajo el cobertor. Steve se desnudó con rapidez y subió a la cama para ponerse a su lado, acercándolo a él, pasando sus manos por la espalda, arriba y abajo, dándole su propio calor al congelado cuerpo de Tony.

Porfavor, Señor (Adaptación al stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora