Capitulo 9

3K 228 45
                                    

Tony tarareaba muy bajito mientras preparaba el desayuno para Steve. Con un poco de suerte, acabaría antes que se despertara. Quería sorprenderlo con un desayuno en la cama antes que sus huéspedes se levantaran.

No habían visto a Loki ni a Thor el resto de la noche, pero sí los habían oído. Al parecer, Thor se había recuperado lo suficiente de su borrachera para darle a Loki una noche agitada. Escucharlos a través de la pared de la habitación, había sido casi tan excitante como hubiera sido verlos, y definitivamente había agregado algo a la noche que Tony y Steve habían pasado. El alfa había estado especialmente vigoroso, y creía que tenía algo de exhibicionista. La noche anterior, igual que la vez que James los había estado mirando, Steve casi había perdido el control sobre sí mismo. Había estado tan apasionado y agresivo, que hacía que Stark se preguntara si debía reconsiderar su opción de no ir a un club bdsm. Podría usar un collar, y puede que, hasta una correa, y sentarse a los pies de Steve. Estaba seguro que él apreciaría su esfuerzo por complacerlo, y la recompensaría adecuadamente. Con una noche con sesión de sexo como la que acababa de vivir.

Era un poco extraño que esto fuese ahora el centro de su vida, cuando hasta hacía pocas semanas, el sexo brillaba por su ausencia.

Terminó de colocar la fruta en un plato y lo dejó en la bandeja. La levantó y se dirigió hacia la habitación. Se oyó el timbre de la puerta antes que llegara al pasillo, y dejó la bandeja en la mesa del comedor.

Abrió la puerta, y la sangre huyó de su rostro hasta volverse completamente pálido cuando vio quién estaba allí, en el umbral.

—Anthony.

—¿Qué quieres? —le preguntó con voz temblorosa a su padre. Tenía ganas de gritar, salir corriendo. No podía creer que lo hubiese encontrado. No ahora, cuando empezaba a ser feliz.

—¿Vas a permitirme entrar? —preguntó, señalando la puerta que Tony sostenía con fuerza. Se apartó, aunque su primer impulso era la de cerrarla en sus narices.

—Por lo menos, no has perdido los modales que tu madre y yo te inculcamos.

—¿Qué quieres, papá? —repitió, deseando que dijera lo que fuese para terminar con aquello y que se marchase.

—He venido a buscarte —contestó Howard con voz severa—. ¿No crees que ya es hora que dejes de lado tus tonterías, y vuelvas a casa para cumplir con tu deber? Ha pasado casi un año desde que te marchaste. ¿Sabes el lío que armaste? Tuvimos que cancelar la boda, y el pobre Hammer quedó destrozado.

—Dudo mucho que «el pobre Justin» sintiera en lo más mínimo mi marcha. Más bien se resintió su cartera —contestó con acritud, sabiendo que lo único que buscaba Justin al casarse con él, era seguir con el estilo de vida al que estaba acostumbrado: gastar a espuertas sin trabajar.

—¡No hables así de tu prometido! —la riñó su padre señalándola con un dedo acusador.

—¿Mi prometido?

—¡Por supuesto! ¿Qué pensabas? Tuvimos que inventarnos una excusa, que estabas en una clínica a causa de una crisis nerviosa. Las invitaciones estaban enviadas, la noticia había salido en el periódico, ¡todo el mundo en Houston sabía que ibais a casaros! ¿Qué querías que hiciéramos?

Tony estaba absolutamente asombrado. No sabía si echarse a reír o ponerse a llorar. ¿Todos sus conocidos, pensaban que estaba en un psiquiátrico? ¿Hasta dónde pensaba llegar su padre?

—El único loco que hay aquí, eres tú, papá. No pienso regresar. No voy a casarme con Hammer. Puedes quitártelo de la cabeza y abandonar mi casa ¡ahora mismo! —le grito.

Porfavor, Señor (Adaptación al stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora