uno.

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Mark está acostado en su pequeña cama, con los ojos pegados en el negro techo que inunda todo su alrededor. Una pequeña luz entra por el espacio que deja la cortina de la ventana de su lado derecho, luz que le deja poder distinguir si todo era real o seguía despierto.

Se esta aferrando al rezo que tiene en su mente, suplicando a Dios que todo esto parara, que el dolor dejará de estar en su camino y que la tristeza no le nublara más la vista de sus objetivos.

Unos gruesos dedos le acarician su cintura desnuda, atrayendole más hacia el cuerpo ajeno. John esta a su lado, de costado con los ojos cerrados durmiendo plácidamente. Se siente tan lejano a él en ese mismo momento, quería escabullirse de su agarre y limpiarse el cuerpo entero porque en sólo pensar que alguien le había tocado y todas las bacterias que conllevaba eso, le daba repulsión. No porque fuera John, que no se malinterprete, Mark ama con toda su vida a John. Pero el menor tiene un grave problema cuando tiene el ánimo bajo el suelo y suele despreciar todo contacto humano con otra persona.

Cuando su celular sonó con la alarma de las seis de la mañana, su cuerpo de inmediato se levantó, sin importarle mucho que John se estuviera quejando. Le volvió ha arropar con las sábanas y le beso la mejilla suavemente. Salió de la habitación con una muda de ropa y se metió bajo la ducha, estuvo un buen rato bajo el agua cayéndole bajo su nuca mientras tenía los ojos cerrados, estaba descansando un poco, no había dormido nada al final e iba a ser un día bastante largo. Se vistió con rapidez y salió del cuarto de baño cepillándose los dientes, prendió la luz de su habitación y abrió las persianas dejando entrar los pequeños rayos del sol que se estaba asomando.

– ¡Mark! – Se quejó el mayor.

– Voy a preparar el desayuno, te espero en la mesa.

Sin decir nada más, se limpio su cavidad bucal y se fue a la cocina a preparar algo fácil y rápido mientras escuchaba la radio. Ordenó el pequeño mesón de la cocina y colocó las dos tazas de café con unas tostadas con mermelada, fue a su habitación y preparó su mochila para la escuela, guardó sus cuadernos y su almuerzo que había preparado la noche anterior, también guardo el almuerzo de John. En otro bolso, un poco más pequeño, guardó su uniforme del trabajo recién planchado, y los colocó en el sofá de la sala.

– Te ves hermoso. – Mark le dejo un beso en la espalda a John y le abrazo un par de segundos, perdiéndose en el perfume de su pareja.

– ¿Quieres que te vaya a buscar a tu trabajo hoy? – Sentado en la silla, la giró para quedar cara a cara con el menor. – Luego podríamos ir a caminar por el río Han y comer algo, ¿si? – Le tomó por la cintura y lo acomodo entre sus piernas, Mark le estaba acomodando el cabello con una pequeña sonrisa.

– Me encantaría, hyung. – Le beso los labios lentamente, cerró los ojos y lo acercó más a su cuerpo rodeando el cuello de John con sus brazos.

Desayunaron con la suave voz del locutor de la radio de fondo, comentando de lo que hablaba y lo que harían en el día. John trabajaría hasta las seis de la tarde, volvería al departamento lo ordenaría e iría a buscar a Mark a la cafetería en la que trabajaba. En cambio, Mark tenía clases desde temprano, y entre medio tenía una hora con su psiquiatra, para luego poder irse al trabajo y esperar a John hasta las ocho. Un largo día para ambos. 

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Cuando John se asomó por la puerta de la cafetería, Mark se dio cuenta que no tuvo tiempo para cambiarse el traje del trabajo, pero a él no le importaba tanto, le encantaba verlo tan formal. Le erizaba cada poro de su cuerpo.

– ¿Que tal el día? – Mark le dejo un mocaccino frente al mayor y se tomaron de las manos por arriba de la barra sonriendose cómplices. Se habían extrañado.

– Me han subido las pastillas, creo que es lo más relevante del día. – Mark se alejó del mayor con cada palabra que iba soltando. – No estoy manejando esto, hyung.

– Hey. – John estiró uno de sus largos brazos y volvió a acercar al menor, entrelazo sus dedos y los acarició con suavidad. – Estamos trabajando en esto, recuerdalo. No será fácil siempre, pero me tienes a mi y a tus amigos. – Le beso el dorso de su mano sin soltarla. Mark estaba sonrojado. – Es a tu ritmo, hermoso.

Mark tuvo que volver al trabajo, terminó de entregar unos pedidos, limpio el piso y unas mesas y se fue a cambiar de vestuario cuando el reloj marcó las ocho con dos minutos de la tarde. John le esperaba en la misma barra, estaba leyendo unos papeles del trabajo mientras bebía el segundo café. Mark necesitaba tanto uno de esos café para despertar, sentía que se iba a desmayar en cualquier minuto.

Tomó los papeles de John sin preguntarle y los guardó en su bolso, le tomó de la mano y lo arrastró fuera del local, despidiéndose de Jaehyun. Ya en las calles de Seúl, caminaron sin un rumbo fijo, platicando sobre el trabajo de John y como Taeil no dejaba de darle cosas que hacer. Compraron un par de cosas para comer y se fueron caminando hacia el río Han, se sentaron en el césped mirando las luces que adornaban el lugar.

Mark no puede decirle a Johnny que hoy se sintió realmente mal en clases, que se sintió incómodo hasta el punto de terminar vomitando en los baños de su facultad. No había hablado con nadie, se había escabullido de sus amigos  cuando les veía de lejos, no quería responder preguntas incómodas de cómo se sentía o de que necesitaba. Se había refugiado en los mensajes de John durante el día y las letras de sus libros y apuntes. No quería seguir sintiéndose un estorbo para todos.

– ¿Sucede algo, mi vida? –John le acaricio la mejilla con sus dedos, llamando su atención. – Te ves un poco decaído.

– Estoy cansado hyung. – La excusa perfecta. – No dormí bien anoche y hoy hice muchas cosas, ¿podrías esperar a que me duerma primero hoy? – John sonrió.

– Claro. – Le agarro la mejilla y acercó su rostro para besarle.

Con John se sentía protegido.


🧸


holi. 
espero que esté JohnMark les guste, lo vengo escribiendo hace meses y nunca pensé en publicarlo pero aquí estamos uwu.


Con John | ʲᵒʰⁿᵐᵃʳᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora