cinco

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Iba corriendo hacia la pequeña plaza que tenía su facultada con su mochila colgando en su espalda y algunos libros entre sus brazos, porque John le había invitado a almorzar a aquel día fuera del campus, y había llegado más temprano de lo acordado.

– Te dije que podía esperar, amor. – John se le acercó con una sonrisa en los labios y tomó de sus libros. – Vayamos a dejar estas cosas a tu casillero, ¿bueno? – Mark asintió contento.

Tener a John en la universidad era casi como ver una estrella fugaz, casi imposible. Y le encantaba que le fueron a buscar a la universidad, le invitara a almorzar o simplemente estuviera ahí para él.

Pero hay una cosa que Mark odia cuando John va a la universidad a verlo, y es que le queden mirando. Sabe que no tiene que ser celoso, que esas cosas son estúpidas, pero cuando ve a John llegar con sus estupendos trajes ceñidos a su cuerpo espectacular, obviamente entiende porque todo el mundo se da vuelta a verlo. John Seo es el hombre perfecto.

– Hyung. – Mark le tomó de los dedos para entrelazarlos. – ¿puedo?

– Puedes hacer lo que tú quieres conmigo, Mark. – John le sonríe y le dejó un beso en la frente.

Y es en ese tipo de momento en que Mark recapacita, que a pesar de tener celos e inseguridades, sabe que John no lo dejara porque lo eligió a él y que lo ama a él.

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Al llegar al departamento, Mark dejó sus cosas en el sofá y se dejó caer en el cansado. Había ido mucha gente ese día a la cafetería y a Jaehyun se le había ocurrido faltar al trabajo, qué gran idea de su compañero de trabajo.

Pero, como mismo se recostó en el sofá, se levantó gracias al olor que estaba saliendo de la cocina. John estaba cocinando la cena con el delantal puesto y silbando alguna canción que escucho en la radio esa mañana camino al trabajo.

Mark se acercó a besarle el hombro y le abrazo por la cintura para acercarlo más, estuvo ahí un par de minutos comentandole lo que había sido su día después que se habían separado. Y John le contó que sus padres habían llamado, ya que vendrían el próximo fin de semana a visitarlos. Mark se congeló en su posición, nunca estaba preparado para las visitas de la familia Seo.

Cenaron en el sofá mirando una película que encontraron entre los canales, Mark preparo un poco de té mientras limpiaba la cocina y John se fumaba un cigarrillo en el diminuto balcón que tenían.

– Tus dientes, ahora. – Ordenó Mark cuando vio a John entrar del balcón.

John le abrazó la espalda a Mark y le besó la oreja, provocando un pequeño espasmo en toda su columna vertebral y que un suave hyung saliera de sus labios. Cuando el agua de la llave se cerró, y Mark secó sus manos el mayor no lo pensó dos veces y le dio vuelta para tomarle de la cintura y subirlo a la pequeña isla de la cocina.

– He estado esperando esto desde que te vi esta tarde en la universidad. – John mordisqueo el cuello del menor. – Te veías tan posesivo y celoso, pequeño.

– Hyung.

Mark abrió sus piernas para que John se acomodara entre ellas, colocó sus manos en la nuca del mayor jalando un poco el cabello de bebé que había en esa zona. Tomó la barbilla del hombre más alto y le subió el rostro para besarle los labios, acariciándole la lengua con la suya, sin dejar ninguna parte de su cavidad bucal sin recorrer. Porque John Seo se le estaba entregando en ese momento, como Mark a él.

– Hyung. – Susurró Mark en los labios del otro, sin separarse, sin abrir los ojos. – Tócame. – Con sus dedos tiró del cabello de John suplicando, le rodeó la cintura con sus piernas y acercó sus cuerpos provocando que se les escapara un suspiro a ambos.

Con John | ʲᵒʰⁿᵐᵃʳᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora