dieciocho; parte dos.

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En una cafetería pasado el mediodía, Mark estaba sentado con el café entre las manos, café que había ordenado hace un par de minutos atrás, otro enfrente suyo con el asiento vació, esperando que llegara su acompañante.

El calor se iba yendo de la bebida con cada segundo que pasaba, Mark no le quitaba la vista, siendo el único espectador del café que no estaba siendo bebido.

La gente pasaba alrededor de él, amigos, parejas, gente en trajes como escolares que venían por su merienda. Sentía los ojos de los meseros cuando ya había pasado media hora y el café ya estaba helado.

- Hyung.

Unos pies se colocaron al lado de la silla, Mark miraba el suelo sin intenciones de levantar la vista cuando escucho una voz grave que le hablaba directamente a él. No quería enfrentar al menor. Había pasado demasiado tiempo, en cuatros años la gente cambiaba demasiado. Él había cambiado demasiado. ¿Y si lo odiaba? ¿le recriminaría haberlo dejado solo? Había sido una mala idea reunirse con su hermano menor.

- Mark hyung.

Le habló otra vez, pero ahora Jisung se sentó y busco la mirada del mayor, apoyo una de sus manos en la derecha de Mark que se aferraba a la taza del café ya vacía. Cuando sus miradas se encontraron, ambos tenían lágrimas en sus ojos que demostraban los nerviosos y emocionales que estaban al volver encontrarse.

- ¿Cómo estás, hyung?

Jisung en ningún momento sacó su mano, incluso apretó más el agarre y sonrió levemente a su hermano mayor.

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Justo a las siete con cuarenta y ocho Mark abrió la puerta del departamento con una sonrisa en el rostro que indicaba que todo estaba bien. John le quedó mirando desde el sofá con el control remoto del televisor entre una de sus manos, cambiando los canales sin verle que pasaba frente a él, sino fijo en la sonrisa de oreja a oreja de su amado.

- Me gusta cuando sonríes así.

- Me gusta sentirme así. - Agrega Mark, sentándose a su lado, siendo envuelto por los brazos del mayor rápidamente. - Me reuní con Jisung.

- ¿Qué?

John quedó inmóvil unos segundos, mirando el rostro de su pareja que no dejaba de sonreír, eso significaba que había salido todo bien ¿cierto? Pero...

- ¿Por qué no me dijiste que te acompañara? - Le atrajo más a su cuerpo y dejo unos besos en su mejilla. - Te hubiera acompañado.

Mark suspiro, alejándose de los brazos del mayor algo abrumado por sus pensamientos algo repentinos para él. Estaba cansado de la sobre protección de su pareja, de que se preocupara cada día que estuviera bien, de contarle que si había pasado algo o no mientras no estuvieron juntos. Sabía que era la forma que tenían desde principio para poder conllevar la depresión de Mark ya que John le ayudaba con todo, le aconsejaba y le tendía siempre la mano para levantarlo del suelo, pero ahora, Mark le estaba abrumando toda esa preocupación que en algún momento agradeció tanto.

- Puedo juntarme perfectamente solo con mi hermano, Youngho. - Saco una taza de los estantes y comenzó a calentar el agua en el hervidor. - No necesito que me ayudes en todo, ¿sabes?

- ¿Sucedió algo más, león? - Se levantó del sofá para apoyar sus codos en la isla de la cocina, mirando los movimientos de Mark en la cocina.

- No.

- ¿Seguro?

- Sí.

Tomo aire y dejo todo lo que estaba haciendo para preparar la cena, se giró para enfrentar la mirada de preocupación de John, de la cual le comenzaba a hacer sentir como un niño indefenso.

- Sabes que puedo hacer cosas sin ti, amor. - Tomo de sus manos para no comenzar alguna discusión y trato de ser lo más suave posible. - No te necesito para arreglar todos mis problemas ya.

Sí. Mark ya puede enfrentar sus problemas solo, sin John.

Con John | ʲᵒʰⁿᵐᵃʳᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora