veinticuatro.

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Un año después.

26 de febrero, 2021.

Se levantó de la silla de su escritorio y con un rápido movimiento saco la parte de arriba de su traje que descansaba en el respaldo de la silla. Le sonrío a Taeyong que se despedía con una sonrisa en el rostro mientras avanzaba por el pasillo de la empresa con una caja entre sus manos llena de sus cosas.

Era su último día ahí.

Le habían llamado de una empresa mucho más grande para ofrecerle un trabajo, y obviamente no dudo ningún segundo en aceptar la oferta. Y desde el siguiente lunes tendría un nuevo lugar de trabajo. Sus compañeros le habían realizado una fiesta de despedida deseándole lo mejor en aquel nuevo proyecto que tenía en su vida. Hace bastante que no veían a John sonreír.

Cuando llego a su departamento dejo la caja en el la isla de la cocina y se sentó en el sofá mirando la televisión apagada. La soledad del departamento todavía le hacía sentir un peso en los hombros, el silencio se había vuelto su forma de vivir y sin darse cuenta se había convertido en una persona monótona que solo vivía por su trabajo. Yuta de vez en cuando aparecía por el departamento con una botella de algún licor los fines de semanas, le escuchaba hablar sobre su relación con Hansol y sobre la frustración que estaban teniendo estos últimos meses por los tramites de la adopción.

Tampoco es que quiera hacer mucho por su vida, no le encuentra sentido a acudir a las citas que constantemente Chittaphon le organizaba con conocidos que tiene, incluso Taeyong en algún momento dejo de intentar que saliera adelante de aquella vida gris en que se había instaurado.

No se considera una persona triste o incompleta. Comenzará a trabajar en una buena empresa, tiene donde dormir y comida, sus padres están sanos y su hermana se está convierto en una persona bien educada. Solamente que no puede sentir alguna cosa, desde que Mark le dejo se convirtió en una persona más conservadora, prefería estar en la comodidad de su departamento que estar entre sus amigos.

Está bien, solo bien.

La verdad es que ya no duele tanto.


Con John | ʲᵒʰⁿᵐᵃʳᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora