Reencuentro y nuevo entrenamiento

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Kimera sabía que todo el mundo la observaba, pero intentaba ignorar aquello para su propia comodidad.

Hace tan sólo unos minutos había sido dada de alta del hospital y comenzaba a ir en dirección a la Torre del Hokage para recibir órdenes de Tsunade, pues ésta última había sido clara cuando vio que sus heridas comenzaban a curar.

Las miradas de todo el pueblo a su alrededor estaban sobre ella, comentarios y preguntas no escuchados por la chica eran lanzados al aire y metían en Ino una inseguridad que no sentía por sí misma, la preocupación la golpeó, pero no dejó de sonreír y menos cuando se paró frente a Kimera.

—¡Kimera-chan! Qué bueno que te veo, Shikamaru, Chōji y yo estábamos muy preocupados por ti.— Comenzó la plática intentando sonar normal y dejar sus nervios de lado para no incomodar a la chica que parecía algo perdida. La menor sonrió por sus palabras.

—Gracias, Ino-san.— Hizo una pequeña reverencia a la rubia antes de seguir hablando.— No tienen de qué preocuparse, estoy bien, Tsunade-sama recién me da de alta.

—Yo hubiese preferido que te quedaras un rato más en cama, Sakura cree lo mismo, tus heridas no fueron tan superficiales como para tener tu alta tan pronto.

—Todavía no estoy del todo repuesta, tienes razón, pero...— Kimera dudó un poco, mordió su labio inferior y miró el suelo, acongojada.— Hay un enemigo cerca.— Apretó los puños en su pecho y la tristeza se apoderó de sus ojos blanquecinos, que se levantaron para chocar con los verdes de Ino.— Y ésta vez, voy a derrotarlo.

—¡Kya! ¡Así se habla, Kimera-chan!— Alzó los puños al aire y sonrió abiertamente apoyando a su, ahora, no tan tímida amiga. Finalmente, la espinita que le había revuelto el estómago por unos minutos volvió y su rostro se ensombreció.— Eh, Kimera-chan, ¿Naruto...?— Ino dudó un poco, pero finalmente se atrevió a completar la pregunta.— ¿Naruto fue a visitarte?

Para la rubia no pasó inadvertida la furia que se apoderó de los ojos de Kimera al escuchar el nombre del Uzumaki.

—No.— Contestó sin titubear, pero con ese tono suave que siempre la acompañaba.— Con permiso, Ino-san, debo ir a la Torre. ¡Nos vemos!

La peliazul comenzó a caminar rápidamente no sin antes hacer una reverencia para la Yamanaka y seguir su camino, dejando a Ino más que preocupada por la expresión amarga en su rostro que se formó al nombrar a Naruto.

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Sakura tenía que hacer algo, pero no podía dividirse en dos para poder traer a sus amigos y hacerlos verse a la cara, además, tenía miedo por la forma en la que pudieran reaccionar al verse.

—¡Eh! ¡Sakura-chan!— Un grito la sacó de sus pensamientos y pronto el alivio se apoderó de su cuerpo por no tener que decidir entre Naruto y Kimera, pues el primero le facilitó la vida al aparecer frente de ella.

—¡Naruto, no grites!— Regañó antes de golpearlo en la cabeza con algo de fuerza, el rubio se quejó mientras comenzaba a sobar su reciente chichón.

—¡Ay, ay, ay! ¡Sakura-chan! ¡¿Por qué me golpeas?!

—Estamos frente al hospital, ten respeto por los pacientes.— La pelirosa se cruzó de brazos e ignoró sus quejidos hasta que se calmó.

—Lo siento, lo siento.— Con una sonrisa apenada y las manos todavía en su cabeza, Naruto se disculpó.

—Tonto.— A pesar de la burla recién dicha, Sakura tenía un asunto que tratar con el Uzumaki.— Oye, Naruto, me enteré que Kimera acaba de salir del hospital.

Kimera ShippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora