XI

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El valiente no es el que no siente miedo,

sino el que vence ese temor.

Nelson Mandela.


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Los poetas rendían culto a una Luna que llegaba a escena danzando entre los últimos rayos del Sol

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Los poetas rendían culto a una Luna que llegaba a escena danzando entre los últimos rayos del Sol. Las notas de un violín abrazaban al silencio de las calles para que éstas no sufrieran de soledad. Y las aves cedieron al amparo de Morfeo junto a la inspiración del joven poeta, quien le leía a la joven pintora sus últimos escritos.

Acomodándose en el sillón y llorando pesares, su lectura decayó como las gotas frías de una lluvia comenzó. Su mirada distraída paseó una vez más por el desordenado diccionario de emociones de su libreta ahora marchita. Y las raíces en su pecho se sintieron pétalos que se deshacían en suspiros.

–Podría añadirle un amor unilateral.

–Y podrías añadir que, aquel que lo siente, vomita flores que se enraízan en su corazón y pulmones. Y la única cura sería ser correspondido.

El rostro de Alexander mostró mil y una expresiones desagradables.

–Esa idea sería buena para un cuadro, pero dudo mucho que para una novela sea la adecuada.

Dejó a un lado su cuaderno y el joven Alexander se decidió a caminar, valiente y seguro, hacia la joven. Su rostro, manchado con leves marcas de pintura, la hacían parecer más atractiva. Sin embargo, el joven quería ver más allá de su apariencia; quería ver aquello que su mente llena de caos quería mostrar en aquel lienzo sobre caballete.

–¿Qué es eso? ¿Una amapola?

Helena tomó su pincel y alteró el dibujo. Más una sonrisa despreocupada se plasmó en su rostro.

–Es solo una flor.

–¿Te gustaría saber algo interesante sobre las amapolas?

Ella realizó un gesto de afirmación como respuesta, sin pronunciar palabra alguna.

–En algunas partes son un símbolo de paz. Aunque también se las relacionan con Morfeo. Y, en la tierra de Leruian, las amapolas pueden adormecerte hasta morir –le dedicó una sonrisa ligera. –Pero hay una variedad muy especial, la Papaver somniferum, que se usa para la producción de heroína.

Ese conocimiento retumbó en la mente de la joven pintora, mezclándose con el resto en un coro desordenado. La mención del músico Leruian (6)*, quien alzó la música junto a la pintura en un mundo de oscuridad, dejó a la joven atrapada en lo más profundo de su ser. Preguntas acechaban como cazador a su presa.

· Numen · #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora