Describiendo lo irreal

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23/01/2019

La persona que voy a describir es irreal, porque posee ojos oscuros como piedras de ónix, puedes perderte en ellos y jamás regresarías a la realidad, mantiene una resbaladiza mirada con brotes dorados, y me declaro dependiente de esa explosión de sentimientos cada vez que esos colores llenos de misterio se dirigen a mi; con un poder exquisito para que digas siempre que si; asi como bajo una tez blanca con destellos plateados descansa un alma tan cálida como bella, mientras sus trapecios marcados bajo la calidez de su cuerpo se dejan a la vista, siembran en tu interior el sentimiento de tocarlos suavemente.
Resplandeciendo en la noche sigilosa conquistará tu corazón milímetro a milímetro, con cada mirada, con cada toque, con cada palabra.
A mi parecer, jamás había visto un ángel de tal especie, no está en ningún libro que describa ángeles de todas las religiones habidas y por haber, es de otro mundo, es irreal que alguien tan atractivo se pose ante mi presencia.
Con miradas de reojo que lentamente puedo divisar, sus pestañas se levantan en una visión casi perfecta, entre cerrada, dejando ver esas largas muchachas negras subir y bajar con su sonrisa.
Su nariz, oh por Dios, su nariz. Que perfección. Realmente es un pecado amarla tanto, no hay hombre en la tierra que tenga una nariz tan llamativa, tan acorde, tan delicada... para mi. Comienza en una contracurva en picada, con una leve elevación que me hace perder la atención al resto de las cosas, recorriendo nuevamente una curva leve hasta subir a la cima y terminar en un cuadradito que lo hace más lindo de lo que es.
Con mi índice recorro el camino de sus labios, se notan texturados, grandes y carnosos, por el ángel, que tortura es tenerlo tan cerca y no deber hacerlo.
Continúo acariciando esos rosados labios que lentamente se abren al paso de mi dedo... Lo beso, se siente como si estuviera en el cielo, como si fueran algodón, son suaves, y sonríe mientras nos abrimos paso a otro beso inesperado. Nos miramos.
No hay nada más reconfortante que tomarlo por la barbilla y sentir su barba sobre mi palma, acariciarlo, y verlo en su estado de amor total. Cierra los ojos y me toma la mano, me acompaña, y recorro mi trazo hasta tomarlo por su nuca, donde lo atraigo más a mi, y la conexión es mucho más fuerte.
Bajar por su cuello es un viaje de ida y sin vuelta atrás, lo siento, pero no hay manera de querer regresar. Es una zona de riesgo porque no todas pueden llegar, con vellos levemente erizados al contacto de otra piel, grande, donde mi mano no termina de encerrarlo ni a la mitad; pero además es tan suave al tacto de la palma, del brazo al cruzarlo en un abrazo, a los labios. Besar ese cuello, el sueño de muchas me aseguro, es el cielo y el infierno al mismo tiempo. —Necesito respirar un poco, no comprendo la realidad— Porque es ternura, es pasión, besarlo en la unión de su mandíbula y querer morderlo suavemente de amor, que su barba se encuentre con mis labios, que me haga cosquillas hasta el interior... Es una habilidad mágica que me hace perder la noción.
La posibilidad de haber llegado a probarlo, de depositar mis besos en su parte más débil me lleva a creer que es solo un sueño, un invento, porque fue demasiado lindo e intenso. ¿Será que nunca viví esto?
No quiero ser extensa, discúlpenme si me paso, pero es que es irreal esto que me está pasando.
No es la primera vez de mis encuentros cercanos, pero con el todo es nuevo y puedo con detalles recordarlo.
Qué suerte la de aquellas chicas que quiso y que besó, aunque no supieron a que ángel tenían en frente.
Un ángel que humanamente tiene manos de artista, y que mágicamente encajan con las mías. Un roce delgado de dedos gordos sobre nuestras manos, no llevo contadas las veces que las he tocado, ni cuantas veces no quise dejar de sostenerlas, son tan rígidas, firmes, grandes y suaves, que con tan solo tocar mi cintura ya hacen que mi poder se desgaste.
Su encanto es innato, por más de que no quieras, te termina conquistando.
Es como un Jace en la vida real, un Patch con un rostro frio pero con un corazón de cristal.
Sus brazos son mi fetiche, cada vez que puedo, los admiro o los toco y me pierdo, es tan hombre y niño a la vez, tan fuerte y listo para querer.
Uno de sus primeros pasos es lentamente acariciar la mejilla, sientes como su mano recorre tu sonrisa y sus ojos oscuros se meten en ti, revolviendo cada recuerdo, impregnándose en tus mejores momentos,  sonríe, sabe que lo sientes, sabe que está listo para el siguiente paso... y es atraerte mas a el, si es del cuello, no habrá manera de safar, apoya su frente contra la tuya y se hace su voluntad, te arrimas, te acercas, ni siquiera te das cuenta... si es de la cintura, es un fuego que recorre desde lo alto de la columna hasta donde su mano repose, y suavemente tira de ti, acercándote más a su persona, a conocerlo, a que te toque sin sentir temor o miedo.
Ambos te llevan a un cosquilleo que alegra el corazón, te acaricia y encerrándote en un abrazo delicado no deseas escapar, ¡es la mejor prision en la que podría estar!
Ya sea que estemos bailando de pies o acostados enrollados en un abrazo, te mirará con tanto amor que no entenderás que está pasando.
Su respiración contra mi cuello, sus jadeos contra mi oído, sus besos en mi cuello descubierto o que suavemente me muerda un cachete... No puedo hacer más que juntar los párpados y disfrutar, aunque quisieras sacarlo fuera lo aferrarías a tus caderas aún más.
Entiendo que crean que esta persona no existe, o que mi mente quiere inventar algo similar a la perfección, o que se parezca a algún personaje que me encante.
Pero no hay manera, esto es real, lo toco y siento en verdad.
Me deja atónita, me hace sobresaltar, me hace cosquillas y calma mi palpitar.
Escribo para sacar mi sentimiento, todo esto que llevo dentro, escribo para que sepan que quien describo por mi también siente lo mismo.

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