Capítulo IX

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Los hommies no paraban de cantar con todas sus anchas en el bosque, aunque algunos estaban preocupados por cierta persona que estaba encerrado en una especie de casa hecho de mochi. Esas criaturas querían echar un vistazo haber que pasaba, pero, obviamente, no había ventanales.

Katakuri estaba dentro con Len que aún seguía protegiéndolo como si fuera una bufanda. Ya el comandante envió un comunicado a sus hermanos a través del Den Den Mushi que se dieran prisa y encontrasen su bufanda cuanto antes. Por el tono de su voz parecía preocupado y era normal. Nunca antes se había despistado con la bufanda. Siempre se lo tocaba por si aún estaba ahí.

Len se iba a apartar hasta que siente las manos de Katakuri posarse en su espalda impidiendo que haga un movimiento. La joven agacha la mirada con la ceja alzada.

—Quieta.

—Katakuri, creo que es demasiado tarde, ya he visto como es tu rostro realmente.

Y se calló. La joven tiene razón por lo que aparta las manos dejando que la chica se moviera por sus anchas. Len se encuentra de pie teniendo enfrente suya a un Katakuri sentando e intentando desviar la mirada en ella. La morena se fijaba detenidamente aquella boca que le era curioso. Unos colmillos prominentes que sobresalen de su boca. La forma de su mandíbula era impresionante, le hacía ver duro y dominante.

Por su parte, el comandante se estaba poniendo nervioso ante la atenta mirada de la joven. ¿Que estará pensando? ¿Pensará que es un verdadero monstruo? ¿Donde están sus hermanos cuando más lo necesitaba? Su cuerpo comienza a temblar, solo quería escuchar a Len decirle "anguila" o algo peor. No obstante, siente unas manos tocar la zona de su cicatriz a lo que gira un poco su cabeza encontrándose a la joven encima suyo y acariciando sus mejillas. ¿Por qué no huye?

—Debió de dolerte —comenta Len con la mirada fija en sus cicatrices.

—Un poco.

—¿Acaso eras un glotón de niño? —Una leve sonrisa se forma en los labios de Len.— Seguro que será eso, saliste a tu madre.

—No me compares. —No podía mirarla a los ojos por miedo.

—Ahora que sé tú secreto, ¿me puedes decir del porqué lo ocultas?

De nuevo, la tensión vuelve en aquel comandante por escuchar aquella pregunta formulada por los labios de la joven. ¿Explicar? ¿Por qué le interesa esto? No debería interesarle su vida. Sin embargo, su mente empieza a fluir recordando la historia que contó Len cuando estaban en la casa de Pudding. Compartió su dolor entendiendo a su hermana. ¿Debería intentarlo?

Un largo suspiro sale en la boca de Katakuri mostrando más así sus grandes colmillos y, finalmente, se rinde.

—Como verás, soy el hermano mayor de los trillizos y soy el único con este defecto —tocando uno de sus colmillos.— Los niños se metían conmigo y yo, simplemente, los pegaba porque no me gustaba. Perospero siempre me decía que a lo mejor, si me cubría la boca con algo, haría amigos, pero yo le ignoraba. —Sus ojos se cierran por un momento ya recordando aquel momento doloroso.— Y años más tarde, esos niños que se metieron conmigo, se metieron con Brûlée dejando a mi hermana con una gran cicatriz en su rostro.

Len agranda los ojos al escuchar aquello. ¿Brûlée sufrió también? Se ve que esta familia ha sufrido mucho en su infancia.

This is love (One Piece - Charlotte Katakuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora