Capítulo XXI

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La tensión que hay en el ambiente era indescriptible. Ambos contrincantes en pie hechos polvo provocado por aquella pelea tan intensa. Las respiraciones agitadas con el corazón en la garganta. Tambalean un poco, pero su fuerza de voluntad les impide caerse. Ninguno de los dos desea perder. Desde la lejanía, Len mira a cada uno averiguando quien da el movimiento falso para acabar esta batalla. Esos dos se han respetado durante este combate, pero todo tiene que tener un fin.

Si pierde Luffy, los Mugiwara se rendirán. Y si pierde Katakuri... sería la perdición para la tripulación de Big Mom por la derrota del comandante más fuerte. Ve que su esposo está a punto de hablar echando el último aliento, donde quiere saber la respuesta de Mugiwara.

—¿Volverás para derrotar a Big Mom?

—¡Claro que sí! ¡Porque yo seré el Rey de los Piratas!

«Nadie le puede quitar esa idea de la cabeza», Len está asombrada porque ese chico tiene un sueño que cumplir. El comandante esboza una sonrisa en donde ella no pudo comprender.— Estás viendo demasiado lejos el futuro.— Y como si todo fuera a cámara lenta, Katakuri va cayendo poco a poco de espaldas hasta que tocar el suelo definitivamente. La señal de derrota.

Luffy no daba crédito a lo que ha sucedido. Al fin pudo acabar con el enemigo más complicado que ha tenido en la historia. El joven pirata se acerca a él para inspeccionarlo de cerca a ver si esto era un sueño o no. No lo era. Ya no se levanta de su sitio. Saca su sombrero de paja de aquel otro sombrero que le dio Bege y lo coloca sobre la boca de Katakuri a modo de respeto. Se gira para buscar el espejo que lo sacaría de ahí y para ello debe encontrar a Brûlée.

Grave error. Enfrente suya, a escasos metros, está Len con una mirada de pocos amigos. ¿Debe enfrentarse a ella ahora? Ambos se miran como si estuvieran diciendo muchas cosas. Tal vez una rivalidad que es difícil describir. Luffy se coloca en posición de combate, en caso de que la chica le ataque. Ya ha probado dos puñetazos y no es débil. Piensa que Len es más fuerte que Katakuri, pero ¿podrá pelear en esas condiciones?

En cambio, ella mira de vez en cuando el cuerpo de su esposo ya sin poder mover ningún músculo. Verlo así la enfurece y, por otra parte, no. En esta batalla pudo ver a un Katakuri muy diferente al que está acostumbrado a ver. Un hombre que no es un súper humano sino todo lo contrario. Que es fácil derribarlo si te lo tomas en serio y sacas todo el valor para derrotar a una bestia parda. Alza el brazo, alertando a Luffy, para señalar a su derecha. Esto desconcierta un poco al pirata no entendiendo nada.

—La salida está por ahí.

¿Debe confiar en ella? ¿Y si es una trampa? No parece que ella quiera pelear con él sabiendo en las condiciones que se encuentra. Luffy no lo dudó en ningún momento y caminó en la dirección que le dijo Len.

—¡Mugiwara! —Y se detiene en seco al escuchar que le llama—. La próxima vez que nos veamos y esté en mejores condiciones, no dudaré en golpearte hasta verte en el suelo. Y Katakuri no volverá a caer ante ti.

Aquella advertencia hizo que la sonrisa de Luffy se ensanchara gustándole la idea.— ¡No dudaré en combatir contra él y contigo!

Ella sonríe a lo que asiente viendo como el enemigo quien venció a Katakuri se marcha. Len se acerca lentamente al cuerpo de su marido hincando las rodillas al suelo, sujetando con firmeza su vientre para no hacerse daño. Verlo así la enfurece, pero se contuvo. Lleva la mano hacia el sombrero para quitarlo lentamente y ver aquel rostro fatigado de Katakuri por aquella pelea. Ese chico lo motivó y lo mejor de todo es que dejó de lado aquello que le aterraba y pudo ser él mismo.

Sonríe complacida comenzando a acariciar con gentileza el rostro de su esposo, importándole poco de manchar su mano de sangre. No tiene botiquín a mano para sanar las heridas de Katakuri. Y no debe emplear aquella habilidad especial en ella, pero si quiere curar esas heridas tan graves y profundas debe hacerlo. Lo hace por el bien de él. Cierra los ojos para concentrarse en donde aquellas marcas que nacen del tatuaje comienzan a extenderse por todo su cuerpo. La luz que emite es de color blanco, una muestra de sanación. Junta las manos para apoyarlas luego en el pecho de Katakuri y comienza a sanarlo. El proceso iba ser lento, pero efectivo.

This is love (One Piece - Charlotte Katakuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora