🌱Húmeda tentación

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—Mmh, uh mmh...

Respiraciones entrecortadas, chasquidos de lenguas, roncos gemidos resonaban en la penumbra de la habitación. 

El cuerpo de Jaehyung cubría por completo el cuerpo del más pequeño. Estaba siendo cuidadoso de no pesarle demasiado encima, pero era malditamente difícil cuando tenía al hombre más caliente que haya conocido debajo de él.

Su pequeña lengua se arremolinaba a la suya en una lenta y suave tentación de querer explorar más y más.

Había dejado de resistirse y eso estaba haciendo las cosas más fáciles, pero no para su autocontrol. 

—Ah... —Taeyong se quejó suavemente. —Muy fuerte.  

Observó sus labios hinchados, en una esquina de ellos colgaba una diminuta gotita carmesí. 

—Lo siento —murmuró pasando la punta de su lengua y luego dándole un pequeño beso delicado.    

Retomó sus labios, esta vez más delicadamente, degustando su particular sabor. Su boca era pequeña, su lengua rosada se entrelazaba a la suya en ritmados movimientos.

El solo pensamiento de tener esa pequeña lengua lamiendo la punta de su miembro, era suficiente para sentir una fuerte punzada en su ingle. Instintivamente sus caderas se levantaron y empujaron suavemente sobre las del contrario.

Un gemido se elevó de la garganta del mayor cuando su ingle fue rozada con vigor por el miembro duro del otro. Esa embestida lo dejó sin poder pensar bien, todo rastro de sentido común se volatilizó.

Lo único que todavía los separaba, era la fina tela del pants de Jaehyun. Sin eso de por medio, si hubiera sido una mujer, seguro hubiera quedado embarazado. 

Mientras tanto, la lengua del castaño se había deslizado por su cuello, presionando, tratando de no dejarle señas. ¿Cómo podía alguien oler tan bien? Respiró esa fragancia a algodón de azúcar mezclada a té blanco. Elegante, dulce y adictiva a la vez.

Besó casi con devoción el pequeño espacio entre sus clavículas, acarició su costado, se llevó a la boca una de sus pezones rosados claros, luego otro. 

No había imaginado que el chico fuera increíblemente receptivo a cada pequeña caricia, eso lo enloquecía. Sus suaves gemidos, que hacía de todo por contener, lo excitaban más y más, tanto que se estaba esforzando por no darle salvajemente la vuelta y clavarse dentro de él.

Pequeñas gotas de sudar comenzaban a deslizarse por su rostro, tanto era el esfuerzo que estaba haciendo por no ser un completo selvaje.

El cuerpo de Taeyong ardía, permanecía con los ojos cerrados, mordiéndose el labio inferior para no seguir gimiendo, pero era imposible contenerse tanto era el placer.

No lo podía creer que el mismo hombre que había tanto odiado el día anterior, ahora estaba recorriendo su cuerpo con sus manos, labios y lengua. Y él le estaba permitiendo todo eso. 

Una pequeña parte de él le decía que detuviera eso, él no era el capricho de nadie. Pero otra parte, quería estrangular a la primera y le decía que solo se dejara ir y lo disfrutara. 

En un raro barlume de lucidez, Taeyong volvió en sí. Apartó de una patada en el abdomen al castaño que soltó un quejido. Rodó afuera de la cama envuelto en una cobija y corrió al baño.

Con el corazón en la mano, se refugió allí adentro y echó llave.

"Vamos Lee Taeyong, no puedes dejarte ir así como así solo porque a dos metros de tí está el dios del sexo que quiere contigo".

Apoyó las manos al lavabo, se refrescó el rostro y miró su reflejo. Estaba hecho un lío. Sus mejillas rosadas resaltaban en su rostro pálido. Sus labios estaban hinchados, los ojos cristalinos y lánguido.

—Por favor Taeyong, sal de allí —el castaño estaba todavía con las respiración corta por aquel repentino golpe, no le había dolido en lo más mínimo pero no se lo había esperado. 

—¿Solo para que grabes otro vídeo y con eso me extorsiones? No, ni loco.

—No haría algo como eso. 

—¿Entonces qué quieres hacer? 

—Nada que tu no quieras, por favor, abre. 

—Mejor ve a traer mi ropa de la tintoria, ya es hora que me vaya de aquí.

Cada minuto que permanecía allí podía revelarse perjudicante para su carrera. Miró alrededor, el baño era amplio, limpio, ordenado. Las paredes estaban decoradas con azulejos en las tonalidades del gris al negro. Bueno, ya que estaba, aprovecharía para hacerse una ducha rápida, necesitaba limpiar su cuerpo. 

Mientras tanto, el otro seguía insistiendo que abriera la puerta. 

—Sino sales ahora por las buenas, no voy a responder por mis acciones.

Tae soltó una risa burlona.

—Voy a tomar un baño, así que no me molestes.

Tiró la cobija a un lado, quedando completamente desnudo y entró debajo de la ducha. Reguló el agua para que cayera medianamente cálida. Dejó de escuchar ruido detrás de la puerta, quizás finalmente lo dejaría en paz. 

El agua resbaló sobre su piel acalorada, mojando su cabello. Diminutas gotitas viajaban por sus hombros, el pecho, el ombligo, las piernas. Seguía dolorosamente excitado, no pudo evitar que su mano viajara sobre su abdomen, bajara hasta su miembro y comenzara a friccionar con energía

—Aaah...—Echó la cabeza hacia atrás, concentrado en el placer que se arremolinaba en su punto más sensible.

Del otro lado de la puerta, Jaehyun escuchó ese pequeño gemido. Suspiró, frustrado. Ese chico era malditamente atrevido. Primero lo lleva al borde de la excitación, luego escapa y ahora se masturba a un palmo de distancia.

Una furia oscura, lenta, contenida se apoderó de él. Ahora ya nada importaba. Lo único que deseaba era adueñarse de ese cuerpo perfecto y sensual.

Bastaron solo dos embestidas contra la puerta para que esta cayera pesadamente en el suelo. Caminó a paso lento y lo que vio le cortó la respiración.

El peliblanco estaba bajo el agua, los ojos cerrados por el éxtasis del orgasmo, temblando por el placer. Ni se había fijado que él lo estaba viendo y cuando abrió los ojos quedó completamente en shock, se pegó más a la pared. 

—¿Cómo mierda hiciste...?

No terminó ni la frase porque el alto ya estaba caminando a paso firme hacia él. Con un movimiento fluido se deshizo del pantalón dejando a la vista su cuerpo. Por más que el blanquecino se esforzó por no bajar la mirada, fue todo inútil, su mirada cayó en la vistosa erección.

Taeyong tragó saliva con dificultad. ¿Posible que alguien fuera tan dotado? Pero ni en los vídeos porno que veía había visto algo así.

—¿Te gusta lo que estás viendo? Puede ser todo tuyo si lo deseas.

—No te me acerques.

—¿Porqué? —su voz era baja, oscura y sensual. —¿Qué podría pasar? 

*🍒*     

¡Gracias por leer!

Agua santa para todas.

El más deseado {JaeYong 🍑}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora