El misterio de la luna

Capítulo 24

<pre>Por fin, Álvaro me dio el diario, está más tranquilo que el día que me lo pidió. Estaba mucho más nervioso.

No me quiso contar lo que le pasó, pero últimamente apenas está en casa. Creo que tiene algo con Yaisa. No paran de hablar y cada vez que Yaisa le llama a Álvaro se le iluminan los ojos y le sale esa sonrisa tonta. Que bonito es el amor, o por lo menos eso dicen. Hablando de amor, ayer Niall vino a verme, fue una gran sorpresa. Nada más que lo vi le di un abrazo, el abrazo más fuerte que he dado desde hace bastante tiempo.

Después estuvimos hablando mientras le enseñaba los monumentos más importantes de Granada:

-Ehhhhhhh. Lucía.

-Dime.

-Siento mucho lo de Dani.

-No tienes porque disculparte. Tú no tuviste nada que ver.

-Ya pero pensaba que así te sentirías mejor.

-De todas formas gracias, de verdad.

-De nada. Tus padres me dijeron que saliste con un chico.

-Ah sí. ¿Peyton, no?

-Sí, ¿seguís saliendo‎?

-No, cortamos hace x tiempo. Pero bueno cambiando de tema, esta es la Alhambra.

-¡Guau! Es muy grande.

-Sí, verdad. A mí me gusta venir aquí, al menos una vez al mes y perderme por los grandes jardines. Pero todavía no has visto nada. Ven, corre. Si esto te gusto el siguiente lugar te quedaras con la boca abierta.

(20 minutos después).

-Y esta es la Capilla Real.

-   Dios mío, que cosa más grande.

-   Tío, Niall. No chilles, que aquí retumba todo.

-   Uy, perdona. Es que nunca había visto nada parecido. Sabes que como me saques de las casas rurales y de los bosques verdes, me pierdo.

-   Jajaja. Ya me gustaría a mí poder ir a Irlanda de nuevo. Hecho de menos esos bosques, esas fábulas. Pero bueno, aquí también vengo frecuentemente. Me siento en aquel banco y recuerdo a Dani.  Es el único lugar en el que puedo sentirme sola y pensar en él. Aunque la mayoría de las veces prefiero no hacerlo. Cada vez que pienso, no puedo dejar de sentir un dolor profundo en el pecho. Supongo que lo quería más de lo que quería aparentar.

¿Sabes qué? Ese día, cuando llevaban a Dani al hospital en la ambulancia fui corriendo a mi casa. Sé que es una tontería, pero me puse a rezar, cosa que todos alguna vez habremos hecho cuando sucede algo malo. Le pedí que no se lo llevara. Todavía era muy joven y tenía mucho por vivir.

-   Eii cariño, no llores bonita.

-   Se que es egoísta. Pero ¿por qué? Dejó a su familia, a sus amigos, a todos destrozados. No fue justo. Desde ese momento deje de creer, me choque con el suelo. Me hice bastante daño, noches enteras sin poder dormir, llorando en silencio para que nadie se enterara. En ese momento descubrí lo que fue madurar, sufrir interiormente, ser la fuerte para los de fuera y los de dentro.  Niall, ojalá nunca lo experimentes. Esa sensación de que te ahogas en un vaso de agua,de no poder respirar y de ver como el mundo cae sobre tus hombros.

-   No te preocupes, aquí me vas a tener para lo que quieras. Y más después de llevarme a este sitio. Es muy bonita la Capilla. No me extraña que te guste venir aquí. No obstante es cierto que los santos esos dan mal rollo.

-   Jajaja. Gracias por decirlo. Pensaba que era la única que los veía así.

-   Me gustaría quedarme un rato más, aunque mira lo tarde que es.

-Es verdad, ¿nos vamos a comer algo por ahí? Es que la comida de la estación estaba asquerosa y tengo un hambre que me muero. Y así te invito por el favor de enseñarme tu nueva ciudad.    

-Sí claro. Pobrecito. Por aquí cerca hay un restaurante que hacen los kebabs buenísimos y encima baratos.

-   Kebabs, que buenos. Por mí vale, pero ¿te puedo pedir una cosa antes?

-   Dime Niall.

-   Te puedes secar esas lágrimas de los ojos tan bonitos que tienes para que todos vean la hermosa compañera que llevo del brazo.

-   Serás tonto. Bueno vale, pero porque invitas tú.

Después de ir a cenar, Niall y yo dimos un paseo por las calles y llegamos tarde a casa. Aquel día, Niall se quedó a dormir.</pre>