Tenía seis años cuando me mudé.
A esa edad me ví obligada a dejarlo todo.
Mí familia, amigos, y a mí misma.
Los problemas siempre estuvieron pero recién fui conciente de todo a mi alrededor en mi adolescencia.
No puedo culpar a nadie. Y eso me enoja aún más.
Estoy esperando para escapar.
Y eso no funciona.
Parece ser cierto que todo iba mal, al igual desde que nos mudamos todo empeoró.
Mi hermano no estaba y mi hermanita ni siquiera había nacido.
Estaba sola.
Frente a los gritos, frente a la escuela, frente a la ciudad.
Frente al nuevo mundo.
Con una mirada inocente, con un corazón roto por mi propio padre y nueva en la ciudad.
La soledad llegaba a cada momento.
A la mañana, cuando mamá trabaja, y después de la escuela cuando se volvía a ir. Papá trabajaba todo el día.
Me quedaba yo sola.
Esperaba por algún motivo, que cualquier persona que conociera entrara por esa puerta a sacarme de mi soledad. No me importaba quién sea, solo quería salir.
Ese mismo año, papá se apiadó de mí.
Por una suerte del destino, encontraron una compañía para mí.
No era una persona; era una perrita.
Abandonada y regalada de mi padre a mí.
Tenia solo meses, era muy pequeña y estaba en la calle. Un amigo de mi padre la encontró y la salvo.
Le aseguraron que era de raza pequeña. Él confío.
Aun así meses después, ya era más grande que yo.
El tiempo pasó y ella era mi mundo.
Yo iba y venía de la escuela rápidamente. Solo para verla.
Yo le hacía juguetes, solo para jugar con ella.
La trataba como la hermana que nunca tuve en esos años.
Era muy juguetona, muy traviesa y muy mimosa.
Lloré con y para ella.
Lloré cuando se perdió, lloré cuando le pegaban de lo feo por los arranques de irá de mi padre, casi lloré cuando no la volví a ver.
Ella era mía. Y yo era solo de ella.
Era simple.
El tiempo pasó, también mis años y los suyos.
Me mudé a otra casa, una más grande; esta vez ya estaba mí hermano mayor aquí.
Pero él ya no hacía falta para llenar ese vacío.
Ella lo había llenado por completo.
Mamá quedo embarazada, todo cambió.
Los días eran los mismos.
Las mismas rutinas.
Pero diferentes de alguna forma.Apesar de mí emoción con mi nuevo hermano o hermana, creí ciegamente que todo mejoraría.
Solo lo creí, fue tonto.Ella seguía aquí, no se iba de mi lado.
Nunca se fué.
Siempre me recordó.
ESTÁS LEYENDO
First Love - OneShot -
RomantizmEn algún lugar de mi memoria Te recuerdo... Mi propia versión de First Love