Mikael jadeo y observó a la mujer recostada en la cama. Lentamente se acercó a ella, casi como si temiera que pudiera desaparecer si dejaba de verla. Habían pasado dos semanas desde la última vez que la había visto, 14 días completos sin ella. Cuando llegó cerca extendió una mano justo en el momento en que ella abría los ojos.
Lucía lo observó fijamente, sus ojos calor castaño se clavaron en los suyos con intensidad. Mikael abrió y cerró la boca sin saber que decir o hacer.
No me rechaces, pensó con fervor, por favor no me tengas miedo.
—Lucía —susurró y cuando los ojos de Lucía se llenaron de lágrimas llegó a su lado enseguida. La envolvió en un abrazo y la mantuvo contra su pecho mientras ella lloraba y se estremecía. Él también tuvo deseos de llorar, de quedarse así hasta que todo hubiera acabado, solo que se contuvo, no quería agregar más tristeza a lo que ya estaba pasando.
Cuando la puerta fue abierta de un estruendoso empujón, Lucía saltó contra su pecho y se ocultó aún más. Mikael observó hacia la puerta para ver a Damián allí, agitado y con su cabello negro revuelto. Sus ojos castaños lo observaron unos segundos antes de que mirara a la mujer entre sus brazos. Su amigo se estremeció y se movió hacia una silla a un lado, para dejarse caer agotado antes de apoyar sus codos sobre sus rodillas y ocultar su rostro contra sus manos.
***
Una hora después ambos observaban a Lucía a través del cristal. Ella había sido dormida y ambos fueron sacados a la fuerza de su habitación. Nadie podía acercársele por unos días.
—Si no hubiera sido por él —le dijo a Damián, Mikael se estremeció levemente y cubrió su boca con una mano un segundo.
Si no hubiera sido por él, ella jamás hubiera sido secuestrada, pero no, Stefan había querido tenerla para él solo, y había aceptada obedecer a ese hombre, Matt. Solo que luego, al darse cuenta de lo que había hecho, ya ninguno de ellos había sido capaz de encontrarla.
—¿Crees que sepa que él la entrego? —le preguntó Damián, lo miró y negó con su cabeza.
—No lo sé pero no lo creo, nos habría dicho algo.
—Apenas habló con cualquiera de nosotros.
Damián se movió hacia una silla y ocultó su rostro entre sus manos.
Mikael sabía como se sentía, había sentido esa misma desesperación hacia unos días. Ya no le preocupaba el no saber dónde estaba o qué habría sido de ella, ahora le preocupaba el como estaba, el que pasaría en ahora en adelante con su familia, la que habían estado intentando formar antes de que todo esto sucediera.
—Creo que deberíamos decírselo.
Mikael lo miró enseguida.
—Crees que sirva de algo, o sea prudente, mírala —apuntó la ventana—. ¿Cómo podemos estar seguros de que eso no la hundirá más?
—Mikael…
—Se supone que él debía protegerla de todo no entregarla a los rebeldes apenas dos meses después de su llegada.
Damián lo miró fijamente.
—Creo que debería saberlo ahora para que más adelante no tuviera sorpresas desagradables. Sabes que lo sabrá de alguna u otra manera —Mikael cerró los ojos un segundo—, si no lo sabe preguntará por él, y si lo sabe, hay que asegurarle que él recibirá su merecido.
Mikael no supo que decir, solo se apoyó en la pared y suspiró.
Sí, Stefan recibiría su castigo, en un mes sería ejecutado. En cuatro semanas ya no serían tres asignados sino solo dos. Un médico y un guardia civil.
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Serie Nuevo Edén: Ellos.
General FictionSerie Nuevo Edén Relatos cortos Ellos Relatos cortos de la serie Nuevo Edén contados desde el punto de vista de los personajes masculinos. Capítulos 1.- Altaír 2.- Alec 3.- Garrett 4.- Isaac 5.- Martin Y Altaír 6.- Sebastián 7.- Fabian 8.- Sebastiá...