Capítulo 2: "Lo hecho esta hecho"

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Abrí los ojos lentamente y me asusté al no ver nada más que solo oscuridad, pareciendo como si hubiera perdido la vista. Traté de acomodarme y los recuerdos de lo que había pasado llegaron a mi como un rayo.

Mataré a Charlotte.

Tomé la misma posición nuevamente y abracé mis piernas tratando de buscar calor. No me había percatado que mis labios temblaban y como si fuera algo contagioso, ahora todo mi cuerpo lo hace. Maldije en voz baja y comencé a frotar las piernas con mis manos un millón de veces.

Por Dios, moriré aquí.

Unas pequeñas cosquillas comenzaron a aparecer en mi cuello, alarmándome. Llevé mi mano hacia esa parte de mi cuerpo y sentí como algo se movía e instantáneamente comencé a sacudirme, tratando de ahuyentar lo que sea que fuese eso.

—Esto debe de ser una broma.

Me acerqué más a la pared manteniendo la misma posición fetal mientras ese estupido aleteo me recordaba el horrible silencio que permanecía en esta habitación.

Piensa en cosas bonitas, piensa en cosas bonitas.

Volví a sentir las mismas cosquillas pero ahora en mi rostro, y no pude evitar gritar.

¡Esto debe de ser una pesadilla!

Me puse de pie y comencé a golpear la puerta, como por décimo sexta vez desde que me encerraron aquí.

—¡AYUDA! ¡POR FAVOR! ¡AYUDA!

Otras cosquillas aparecían por mis brazos y piernas. Juro que me desmayaré.

—¡AYUDA...! —gritaba, al mismo tiempo que saltaba de un lugar a otro mientras sacudía todo mi cuerpo, tratando de tirar esos bichos que estoy muy segura que eran cucarachas.

—¡Aléjense! —y mientras más gritaba, más insectos voladores hacían presencia, al punto de no poder escuchar ni mi propia voz.

Esto era una pesadilla.

—¡AYUDENME!

~***~

La conserje había llegado al instituto, comenzando a inspeccionar aquel lugar desde haber puesto un pie en él. Era una mujer muy observadora y decidida en lo que hacía; si ella estaba al mando, todo tenía que estar en perfecto orden. Incluyendo la más mínima basura o mancha. Todo tenía que ser perfecto.

Frunció el ceño al ver el área de receso como el día anterior y sin pensarlo dos veces fue en busca de Ana, una de las de mantenimiento, quien había llegado al mismo tiempo que ella.

—Ana... ¿Puedo saber por qué la sala de recreación está tan mal cuidada? —preguntó, mientras trataba de controlar su enojo al encontrarla sentada.

—Lo siento Señora Edward, lo qué pasó es que la Señora Martha nos dio el día de ayer libre y todos al sonar la campana nos retiramos —aclaró.

—¿Y por eso se les importó como quedara el lugar? ¿Cómo usted cree que los muchachos van a comer en ese cochinero? ¿Le gustaría comer en un lugar así Ana? ¿Estás trabajando de gratis o qué?

—Lo siento señora, no volverá a pasar —dijo aquella mujer, bajando su mirada avergonzada.

—¿Qué estas esperando? ¡A trabajar!

—Sí, señora.

Sin más nada de que hablar, se retiró en busca de los utensilios de limpieza, mientras pensaba las distintas formas en la que podría pegarle una paliza a la Señora Edward. Era una mujer tan irritante, con razón que se llevara tan bien con la Señora Martha.

PHONIX: Libro Uno De La Saga "RENACER" (1/5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora