Capítulo 13 - Maldito Shakespeare

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El auto se detuvo y todos comenzaron a salir. Deshice el "abrazo" que se había formado entre nosotros y esperé sentir a Sakura moverse para salir con sus primas, pero no lo hizo. Con una sonrisa, me bajé del auto y tendí mi mano para que ella la tomara. Tardo algunos segundos, pero cuando lo hizo, sonreí porque su suave mano estaba temblando.

—Apresúrense, chicos. Tengo muchísima hambre —dijo Mei a lo lejos y giré mis ojos.

«No importa cuantos años pasen... sigue siendo una tragona» pensé, riendo.

Suspiré y volví mi atención a Sakura. Aun no soltaba su mano, y tampoco estaba dispuesto a hacerlo porque necesitaba su ayuda y... porque no quería hacerlo, punto.

—No suelo venir mucho al centro comercial —dije.

—¿Por qué?

—Demasiadas personas y podría chocar con alguien —dije frunciendo un poco el ceño—. Las personas andan muy centradas en su mundo y no se dan cuenta de lo que hay a su alrededor... Aunque a veces es algo bueno.

No pude evitar sonreír al decir eso, porque precisamente así nos habíamos conocido.

—¿Y cómo eso es algo bueno?

—Porque así fue que nos conocimos ¿Cierto? —dije—. Ibas centrada en tu propio mundo y no notaste que yo me había atravesado en tu camino.

—Hay un lado positivo entonces —dijo apretando un poco mi mano—. Es una buena forma de conocer chicas.

Comenzó a reírse y me uní a ella. Nunca me había sentido tan cómodo con una chica y era sorprendente la facilidad con la que podíamos hablar de cualquier cosa y reír... sobre todo reír. Yo no era el típico hombre que reía todo el tiempo, como Eriol, más bien, siempre había sido serio y hasta un poco frío... y aun más después del accidente, por eso me hacía sentir genial... poder reír a su lado, era una de las cosas que más me tenía atrapado... porque debía aceptarlo, esta condenada ninfa de ojos verdes me tenía preso.

Alcé mi mano y tanteando un poco, logré posarla encima de su cabeza, y como solía hacer desde hace días, comencé el suave y tentador recorrido hasta su mejilla. A diferencia de las veces anteriores, Sakura me hizo saber que mi caricia era bien recibida, al inclinar su cabeza hacia mi mano para tener mayor acceso a ella ¡Diablos! ¡Sí! ¡Estaba completamente atrapado! Y si no tuviéramos que ir con los chicos, ya la hubiera besado.

No me estaba absteniendo por pena de que alguien nos viera, eso me importaba menos que nada, solo deseaba que el momento en que sucediera fuera especial y sin apuros. Quería disfrutarlo, quería sentirla y sobre todo... deseaba "ver" sus labios a través de los míos y devorarlos con parsimonia.

—Sabes que mi madre solía decirme que hay otras maneras de ver —dije, sin retirar mi mano de su mejilla—. Ella decía que a través de las manos podíamos hacernos una idea de lo que teníamos en frente.

La luz que me guía en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora