Capítulo 17 - La melodía de una tortura

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Un infierno

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Un infierno. Eso era lo que esta semana había sido para mí, un auténtico abismo lleno de oscuridad y tristeza. El haber alejado a Sakura de mí había sido lo más difícil y desgarrador que había hecho, y luego de pensarlo tanto... me había arrepentido.

En primer lugar, le había dado el gusto al maldito del exnovio al alejarla de mí y, en segundo lugar, me había equivocado al dejar que mis dudas e inseguridades me dominaran.

Había pensado disculparme apenas volviera a la escuela, pero al pasar los días, me di cuenta que la había herido demasiado y no merecía su perdón. Me sentía avergonzado, apenado y destrozado porque la había perdido mucho antes de tenerla.

No había hablado con nadie acerca de esto porque no valía la pena. Todos seguían pensando que yo quería mantenerla lejos por mi autocompasión, pero en realidad quería mantenerla lejos porque no merecía estar a su lado y punto.

Los primeros eran Eriol y Meilin. Había tenido que botarlos, literalmente, de mi casa para que regresaran a Hong Kong. Me había sentido como una completa basura al hacerlo, pero no me dejaron opción. Este calvario debía atravesarlo solo. Sin abrazos de consuelo, sin palabras de ánimo, completamente solo.

Los segundos eran Hitomi y Kai que no dejaban de preguntarme qué había pasado para mandar todo al demonio y, evidentemente, Hitomi me fusilaba con palabras y miradas hostiles que sentía perfectamente sobre mí a pesar de no verlas. Ciertamente, lograba desviar su atención a las clases y gracias a Dios lo dejaban allí, pero el tema salía a relucir al día siguiente. Así había sido toda la maldita semana y debía prepararme mentalmente para poder enfrentar a ese par hoy y salir ileso.

Estaba por salir de casa cuando mi celular sonó. Resoplando, contesté la llamada y la voz de Eriol se escuchó con potencia.

¿Aun estas emo?

—¿Aun eres un idiota?

Eso me dice que sí. —Volví a resoplar.

—¿Para qué diablos estas llamando?

Obviamente me estoy asegurando de que sigues respirando.

Era una completa mierda que mis primos no confiaran en mí y pensaran que iba a acabar con mi vida por algo como esto. Sí, la había cagado enormemente, pero iba a tener que vivir con ello.

—Seguiré respirando por un buen tiempo, Eriol. No tienen que preocuparse por eso.

No has hablado con...

—Déjalo, Eriol —le interrumpí—. Es algo que no tiene arreglo.

Lo tendría si no fueras tan terco.

—Es lo mejor para ambos, ya te lo dije.

Xiao Lang, estas dejando pasar la oportunidad de ser feliz...

La luz que me guía en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora