Capítulo cuatro

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Álbum de fotografías

Como era de costumbre, Alyssa tenía la pesadilla de todos los días, la misma carretera, la misma abeja, la misma niña y el mismo coche destrozado en medio de la nada

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Como era de costumbre, Alyssa tenía la pesadilla de todos los días, la misma carretera, la misma abeja, la misma niña y el mismo coche destrozado en medio de la nada. Despertó al sentir un rayo de sol calar en su rostro e intentó pararse de la cama con algo de dificultad. Caminó cuidadosamente por el pasillo, haciendo crujir la madera algo vieja del suelo. Notó que había otro piso más arriba y tentada por la curiosidad, subió por las escaleras. Había alrededor de cuatro puertas y trató de abrir una, pero ésta no abrió, pues tenía seguro. Dio algunos pasos hasta llegar a la segunda puerta y para su suerte, no aportaba seguro y la abrió fácilmente.

Del techo de la habitación colgaban cintas de cine y fotografías en blanco y negro. Justin estaba sentado frente a un escritorio, colocando un pequeño acetato de una cinta en una cámara vieja. Al momento de escuchar la presencia de su esposa, el ojimiel paró en seco y volteó lentamente hacía ella. Alyssa intentó acercarse, pero Justin caminó enseguida frente a ella.

—Esta es mi sala de cine —mencionó —, es dónde hago películas.

Alyssa permanecía confundida y lo miró algo desconcertada. —No lo recuerdo. No puedo recordar nada de esto. —lanzó un vistazo admirando la pieza —No sé lo que es mío, lo que es tuyo, donde puedo ir, donde no puedo.

Justin fue acercándose cada vez más a ella, casi acorralándola contra la pared. —Me olvido a veces también. —acarició su mejilla suavemente —Está bien. Es por eso que tengo esta habitación. Está lleno de recuerdos, para ayudarme a recordar.

—Sé que esto ha sido difícil para ti. —contestó Alyssa —¿Vas a ayudarme a recordar?

El castaño mostró una sonrisa encantadora y besó su frente con ternura. —Lo haré, cariño. —tomó de su mano con delicadeza —Ven, bajemos.

Justin salió del cuarto junto con su esposa, cerrando la puerta detrás de ellos. Bajaron las escaleras con mucho cuidado por el estado de Alyssa. Al llegar al pasillo del segundo piso, el castaño comenzó a caminar y la morena lo siguió. Lanzó una mirada a la entrada de la habitación que solía estar al fondo del pasillo y sus ojos lograron captar el movimiento de una sombra pasar. Alyssa soltó un rápido suspiro y detuvo a Justin. —¿Qué hay en esa habitación? —señaló con su dedo índice.

—Es solo una habitación. —contestó enseguida, mientras volteaba hacía la dirección que su esposa le indicaba.

Alyssa arrugó la frente y preguntó. —¿Otro dormitorio?

—Solo una habitación. —Insistió y camino hacía la pieza, acercándose.

—Me pareció ver a alguien ahí. —respondió con seguridad, sin quitarle los ojos de encima.

Justin volteó su cabeza mirándola mientras seguía su camino al marco de la habitación. —¿Qué quieres decir?

Alyssa negó. —Detrás de la puerta. Me pareció ver a alguien, enserio.

El ojimiel entró y la morena solo permaneció observando. Comenzaba a asustarse al ver como los segundos pasaban, hasta que salió su esposo de la habitación con un gato entre sus brazos, abrazándolo. La miró con una media sonrisa en su rostro.

Alyssa se sintió apenada y bajo su cabeza, evitando contacto visual. —Sólo tengo curiosidad.

—Ya sabes lo que dicen de la curiosidad. —mencionó Justin caminando de nuevo a su lado.

—Sólo estoy tratando de orientarme. —se defendió la morena. Sintió como el castaño rozó su brazo provocándole escalofríos.

Rio para él mismo. —Lo sé cariño, lo sé. —continuó su camino junto con el felino aún en sus brazos como un bebé —Iré a la tienda y pasaré por el trabajo. Tengo que ir a ver a mis pacientes. ¿Te parece bien?

—Sí —contestó detrás de él, siguiendo sus pasos.

Llegaron a la cocina, y Justin se despidió de su esposa mientras tomaba las llaves del coche antes de salir. Por extraño que pareciera, ella no quería que se marchara, pues no le gustaba estar sola y menos en una casa tan grande, ya que la soledad se sentía aún más. Entendía que tenía pendientes por hacer, pero podía dejarlos para después. Aún tenía el pensamiento de la sombra que había visto en su cabeza, y aunque había sido solamente el gato haciendo alguna travesura, no podía estar tranquila consigo misma. Un presentimiento apretaba contra su pecho, obligando a Justin a quedarse a su lado. Tomó de su mano, deteniéndolo y él volteo confundido. —¿Qué pasa, mi amor?

—No quiero que te vayas —confesó —, necesito que te quedes a mi lado.

Justin posó la palma de su mano en su frente. —¿Te sientes mal? —bajó su mano ahora a su cuello. —No tienes fiebre.

—No me siento mal —contestó pasando un mechón de cabello detrás de su oreja —, es solo que... no me gusta estar sola.

—Tengo consultas —dijo el castaño y Alyssa colocó una mirada triste, causándole gracia y ternura. —Pero si mi bella esposa me pide que me esté con ella, lo haré. —sonrió y se acercó provocativamente a ella —Los pacientes pueden esperar, pero estas ganas de hacerte el amor no lo creo.

Justin la agarro desprevenidamente acorralándola contra la pared. Comenzó por besar su cuello, depositando pequeños besos bajando hasta su hombro desnudo. Alyssa gimió y el castaño continuó con su trabajo. La tomó entre sus brazos y emprendió su camino hacia la recámara principal.

...

Justin se levantó de la cama mientras agarraba su camiseta negra para ponérsela. Alyssa seguía acostada a su lado totalmente desnuda medio adormilada. El ojimiel termino por cambiarse y caminó hacia al otro lado de la cama para despedirse de su esposa con un beso en la frente. Salió de la pieza dejándola sola.

La morena se mordió el labio inferior al sentirse satisfecha gracias a su marido. A pesar de tan solo ser media tarde, moría de sueño y decidió por continuar durmiendo. Suponía que era algún efecto secundario de la amnesia. Minutos después, antes de conciliar el sueño por completo, un ruido proveniente del piso de abajo, la sobresaltó. Imaginó que podrían haber sido los gatos, pero al verlos durmiendo en un extremo de la habitación, se alarmó. Se levantó con dirección hacía la cocina, pero en su camino se distrajo con la que al parecer era la oficina de Justin.

Entró silenciosamente, admirando las pinturas minimalistas que estaban colgadas y los animales disecados en la esquina. Se percató de un libro que estaba encima del escritorio y se acercó dándose cuenta que era un álbum de fotografías. Se sentó y lo abrió, observando la primera página con una foto de un niño. Creyó por un momento que era Justin, pero el pequeño era demasiado rubio y aunque se pareciera un poco en facciones, no estaba cien por ciento segura de que fuera en realidad él. Continuó hojeando el álbum, mirando más fotos del mismo niño.

Por su parte, Justin, entraba a una farmacia. Caminó directamente hacía los estantes y miro fijamente línea por línea hasta encontrar lo que estaba buscando. Una prueba de embarazo. La tomó consigo mismo y la llevó con la cajera. Ésta le cobro y el castaño la pagó. —Gracias.

Los maullidos de los gatos captaron la atención de Alyssa, y fue a buscarlos, cerrando el álbum y saliendo de la oficina. Los escuchó en la cocina y los encontró rasguñando la puerta que aparentemente era la que se dirigía al sótano. Los felinos seguían maullando, tratando de poder abrir la puerta. Alyssa suspiró, decidida a entrar antes de que llegara Justin.

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¿Les gustó? Después de éste capítulo se viene lo BUENO ASDFGHJ

Amnesia. jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora