Después de un accidente automovilístico, Alyssa pierde la memoria. Ahora, un hombre que dice ser su esposo, cuida de ella.
Extraños acontecimientos empiezan a ocurrir, levantando las sospechas de que él no es su verdadero marido. ¿Estará en lo cie...
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Alyssa poco a poco fue despertando. Sus ojos captaron su alrededor algo borroso, hasta parpadear varias veces y recuperar la visión por completo. Estaba en una habitación vacía, solamente con una cálida chimenea en la esquina del cuarto, la cuál brindaba calor a su adolorido cuerpo. Aún no entendía que estaba pasando exactamente, pero unos pitillos retumbaron por sus tímpanos, atrayendo su atención. Miró sobre su hombro derecho y percató un monitor, con varias líneas moviéndose. Se dio cuenta que también estaba acostada sobre una cama de paciente de hospital.
Intentó mover su pierna, pero sintió un calambre recorrer su cuerpo asustándola un poco. Con dificultad, movió la sábana blanca que la cubría, y notó una venda alrededor de la misma pierna. Su rostro al igual dolía, y sintió raspones sobre su frente y mejillas al tocarlo. El temor comenzó a llegar en ella, cuando de repente una voz masculina se hizo presente, sobresaltándola.
—Has despertado, dormilona —susurró con voz ronca —, comenzaba a asustarme. Es tan bueno ver esos ojos.
Ella lo miró desconcertada. —¿Dónde estoy?
Él se acercó y acarició su mejilla con nostalgia. —Estás en casa. Has estado inconsciente, por el impacto.
—¿Qué está pasando? —preguntó con pánico, alejándose un poco del roce de aquél hombre.
—Traumatismo craneal... Cuándo te golpeaste contra el parabrisas —se sentó sobre una silla que estaba a su lado. —El doctor dijo que podías sufrir pérdida de memoria, temporalmente.
La morena solo se limitó a negar. Después de segundos de silencio, habló. —¿Quién eres?
—Cielo —dijo tomando su mano —, soy Justin, tu esposo. Haré todo lo que está en mis manos para hacerte sentir mejor.
En ese momento, él se paró y se marchó de la habitación, dejándola completamente sola. Alyssa cerró los ojos, sin saber qué hacer ni que sentir. No podía creer lo que estaba ocurriendo, no quería aceptarlo. Miró su mano, apreciando el hermoso anillo de compromiso que llevaba puesto. Era verdad, estaba casada.
Minutos después, Justin apareció de nuevo en la habitación, con una bandeja de comida en sus manos. Se dirigió hacia Alyssa con una sonrisa y dejó la bandeja sobre ella. —El doctor me dijo que no podías comer cosas grasosas, me ha recomendado una sopa de verduras con fideos. —caminó hacía las ventanas y cerró cortina por cortina —, También ha dicho que debes descansar tu cerebro, así que no debe de entrar mucha luz a la habitación. Da igual, no hay mucho que ver.
—Está bien.
—Fue un fuerte accidente. —dijo de nuevo.
Alyssa se tocó la cabeza, percibiendo un dolor de jaqueca. —No recuerdo. ¿Cómo paso?
Justin la miro, acercándose lentamente hacía ella. —Fue un error, cariño. Tenemos mucho tiempo para contestar preguntas, ahora necesitas descansar.