Capítulo final

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Justin terminaba de acostar a Audrey en la bañera totalmente adormilada

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Justin terminaba de acostar a Audrey en la bañera totalmente adormilada. Le acarició sutilmente la frente y suspiró agachando la mirada. Al pararse, hizo un movimiento brusco causándole un dolor terrible en la espalda, pues su herida estaba totalmente abierta empapándolo de sangre. Salió del baño, cerrando la puerta detrás de él con llave y bajó hacía el sótano.

Al llegar a la habitación un poco oscura, miró a Alyssa con seriedad. Ésta seguía atada a la silla de piel dónde Justin la había obligado a estar. Ella solo temblaba de los labios con temor por lo que había pasado hace unos minutos. El castaño se dirigió a un escritorio de madera y con desesperación empezó a buscar entre los cajones hasta encontrar una grapadora. No había tiempo de hacerse el doctor en esa situación, así que, sin pensarlo más se deshizo de su camiseta manchada de sangre.

Gemía del dolor, y Alyssa sólo miraba la escena desconcertada. Pasó la grapadora sobre su espalada y clavó los filos, para cerrar la herida con las grapas. Lanzó un grito aterrador al sentir el dolor sobre su piel y la morena cerró los ojos angustiada.

Segundos después, Justin comenzó a calmarse. Caminó hacía la mesa con cosas de cirugía sobre ella y tomó una jeringa. La llenó de un líquido y se situó detrás de Alyssa, que continuaba inmóvil y con la mirada perdida. Se desabrochó el cinturón que llevaba puesto y lentamente lo colocó en la frente de la morena.

—La familia es para siempre —susurró mientras terminaba de abotonar el cinturón en el penúltimo hoyo junto con la silla de piel —, sin importar lo que pase.

Alyssa sintió un leve dolor de cabeza al sentirla tan apretada. —Mientras estés vivo, editando los momentos felices de otros, como si fueran los tuyos... —fue callada al momento que Justin pegó cinta adhesiva negra sobre sus labios.

—Tu vida —continuó el ojimiel —, tus memorias, las haces tú sola. —dio la vuelta, quedando frente a ella —¿Sabías que Walter Freeman inventó la lobotomía de punzón? —se dirigió de nuevo sobre los artefactos y tomó entre sus manos un martillo y un clavo más grande de lo que suelen ser — Freeman clavaba el pico —la miró fijamente, dando pasos lentos delante de ella —, justo encima del conducto lagrimal, y lo movía alrededor. —acercó la jeringa —De 1936 a 1950, el médico viajaba por el país en la camioneta "lobotomóvil" y demostraba el procedimiento en centros médicos. —clavó la jeringa en su mano y comenzó a inyectarla mientras Alyssa cerraba los ojos —Esto fue anunciado como un gran avance en la cirugía, y fue definido como cura general a todos los males percibidos, incluyendo el mal comportamiento de los niños. —Sacó la jeringa y se acercó al rostro de su esposa —Nunca he hecho una lobotomía de punzón antes, y nunca haría mi primera en Audrey. Sé que es un poco extremo —sonrió descaradamente —, nunca tuve la intención de hacer esto, pero creo que ustedes dos nunca serían felices aquí, menos tú Alyssa, y si no eres feliz conmigo, no podrás serlo. —la chica derramaba lagrimas sobre sus mejillas —Al menos agradece que tengo sentido común de probar en ti primero en lugar de Audrey.

Justin acercó el clavo justo en el lagrimal del ojo izquierdo de la morena, y con su otra mano arrimó el martillo, la cual le temblaba, así que decidió hacerlo lo más rápido posible, pero al momento de pegarle, unos golpes extremadamente fuertes provinieron de la puerta principal. Alyssa se sintió un poco aliviada, deseando que fuera su salvador. El castaño lanzó un gruñido enfadado. —¿Quién podría estar llamando a esta hora de la noche?

Dejó caer el martillo y el clavo y subió velozmente las escaleras del sótano. Alyssa al quedar sola, intentó librase de las ataduras con fuerzas, pero solo lograba mover un poco la silla.

Justin abrió la puerta, más no del todo. Un señor de tez negra y algo robusto estaba allí parado. El ojimiel sonrió de lado. —¿Si?

—Buenas noches, perdón por la molestia, investigo el caso de una persona desaparecida. —contestó con seriedad.

El castaño negó sutilmente la cabeza. —Lamento escuchar eso, no he visto a nadie —levantó los hombros —, estoy alistando la tina, disculpe. Gracias.

Cerró la puerta de inmediato, dejando al señor en traje algo confundido y desorientado. Se rascó la cabeza y miró a su alrededor.

Mientras tanto, Alyssa de tanto esforzarse, había logrado recorrer la silla junto a la mesa. Se percató de unas tijeras de buen filo y con dificultad, estiró su mano. La tira de cinto que amarraba sus brazos la lastimaba cada que intentaba acercarse más. Segundos después y de una gran batalla, pudo alcanzar las tijeras y cuidadosamente cortó el cinto en su mano, con temor a cortarse. Rápidamente con su brazo libre, desamarró el cinturón que Justin le había colocado en su cabeza. Lo había logrado.

El ojimiel abrió fuertemente la puerta del baño, y vio como la tina dónde estaba Audrey acostada se había llenado, al grado de que el suelo estaba cubierto de charcos de agua.

Justin se dirigió con prisa hacía ella y la sumergió con coraje—¡Arruinaste mi piso! —la pequeña lo rasguñó de las manos, intentando zafarse de su agarre, ya que le estaba faltado el aire. —¡Arruinaste mi piso, niña!

Alyssa, un poco mareada después de tanto sedante, había podido escapar de la silla y ahora se encontraba camino hacía el segundo piso de la casa. Estando allí, abrió puerta tras puerta, intentando encontrar a su hija. En el pasillo de al fondo se escuchaba como caía el agua, y enseguida aceleró su paso. Justin se percató de que alguien se acercaba y dejó de sumergir a Audrey. Se levantó de inmediato y volteó detrás de él, encontrándose con la mirada de la morena. El ojimiel sin saber qué hacer y aprovechándose de su situación, la tomó fuertemente del cuello, dejándola sin aire. Poco a poco Alyssa comenzaba a caer sobre sí misma, pero observó que detrás de ella había un florero de vidrio, y sin pensarlo dos veces, lo agarró tirándolo sobre la cabeza de Justin. Enseguida el castaño se desmayó impactando sobre el piso. Audrey, al verlos a ambos tendidos en el suelo, salió rápidamente de la tina y corrió de prisa, fuera de la vivienda.

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¡Por fin! Después de mil años pude actualizar Amnesia. Éste es el capítulo final, pero recuerden que falta el epílogo. Así que no se asusten mis niñas, aún falta la parte más importante. Así como me pidieron tanto capítulo nuevo, espero que voten y dejen su comentario, por favor. Las quiero mucho ❤️

Amnesia. jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora