|Do Not Leave Us| [Utapri]

Capítulo IX

★Eiichi...

—Eiichi ¿puedo probarme tus lentes?  —Estaciono con cuidado el auto y miro a Yuna con su sonriente e "inocente" expresión.

Suspiro

—¿Para qué quieres usar mis anteojos? No los necesitas.

—Quiero confirmar que, si los uso, me veré de inmediato tan Creppy como tú.    

—¡No doy miedo!

—Sí, claro. Y yo soy todo un amor —contradice con sarcasmo.  

—Soñar no cuesta nada —Me golpea de nuevo en el estómago— ¡Enserio, detente! Lo creas o no, tienes la mano pesada —Su sonrisa es ensanchada y su mirada fija. 

Yuna siempre hace lo que sea para conseguir lo que quiere, pero no con el 100% de éxito —al menos con la mayoría de Heavens— ya que con Sumaragi Kira, por ser el chico que no habla mucho, sabe como frenar a la teñida ¿Cuál es el truco? Quiero saber su secreto.

Aunque solo me pidió las gafas para hacer una prueba, no me asegura el cuándo los tendré de vuelta. Además, los necesito para poder conducir sin matar a alguien en el camino y levantar cargos.

—Ten —llamo su atención entregándole el objeto que tanto desea probar—. Me los devuelves en 3 minutos. 

Al sentir que fueron arrebatados de mis manos, volteo hacia la ventada para ocultar mi sonrisa ¿por qué? La verdad es que no sé que es lo que puedo esperar. Tal vez sea que me imagine cómo se vea con ellos  —sin la parte "Creppy que quiere lograr— puede que adorable o intelectual. O quizás ambas.

Volteo a ver las reacciones de Yuna, por simple curiosidad. Apenas puedo verla con claridad y me entero que le está sufriendo 20 diferentes tipos de cáncer a los ojos.

—¡Wey... Casi ni ves! ¡Te estás... quedando ciego! O soy yo... —Le quito las gafas antes de que entre en una crisis de paranoia y me los pongo. 

Creo que fue mucho para la chica, si no se las quitaba a tiempo, la perdemos para siempre. Es obvio que aún no está lista para esta tortura. Solo las leyendas sobreviven a la miopía o a estas gafas...

—Todo me da vueltas —balbucea con cansancio—. Menos mal que te detuviste antes, de lo contrario seríamos verdaderos ángeles.    

—¿Te vas a quedar tranquila? —Ella asiente con la cabeza. De cierta manera me hace sentir aliviado, bueno, después de la experiencia...

No imaginé que la pasaría tan mal con mis gafas. Además que le golpee el pie vendado varias veces. Pero no hay nada que el helado no lo resuelva, a ella le gusta mucho y yo tengo ganas de comer algo ¡Los dos ganamos!

De seguro que en el parque habrá algún heladero. Veo una zona donde permiten estacionar vehículos y está a pasos del parque.

Es mi oportunidad para salir con ella.