"Papa"

Parte 2: Hermanos

2-Hermanos

**Shizuku**

Cada día que puedo venir al instituto es un regalo para mí. Por fin tengo la oportunidad de relacionarme con gente humana y no pienso defraudar a mi familia. Camino junto a mis compañeros para ir a clases justo cuando veo a lo lejos llegar a mi mejor amigo que está dejando la bicicleta en el aparcamiento destinado para éstas. Me separo del grupo para esperarle y le sonrío al ver que viene tan limpio, y bien peinado como siempre, más esa sonrisa que nunca pierde su rostro, al menos no conmigo.

-¡Shizuku! Gomen, llego tarde-

-No pasa nada, Sen ^^ hay quince kilómetros desde aquí a tu poblado, sigo pensando que deberías mudarte con nosotros-

-No quiero volver a estar interno, yo no encajaría con "ellos" - Sen se entristece durante unas milésimas de segundos y le sostengo la cartera mientras él se abrocha bien la chaqueta quitándose el sudor de la frente después con un pañuelo viejo que vuelve a guardar en su bolsillo como si nada. "Sen", sin apellido y sin familia, es mi mejor amigo desde que estábamos juntos en el orfanato de Komatsu, uno de los distritos de Tokio a unos kilómetros de Karakura y que debido la cantidad de población que tuvo hace unos años, era considerado un pueblo aparte. Pero eso fue antes de que ocurriera un macabro suceso hace unos años.....algo que no recuerdo con mucha claridad, pero desde entonces yo fui trasladado a un nuevo internado a las afueras de Karakura y adoptado por el mismo director de éste al que todos los niños que vivimos allí le llamamos "papa", aunque yo suelo tratarle con más respeto y me dirijo a él como "padre". Es un hombre increíble, con un aspecto intimidante y muy sobre protector, incluso temido y perseguido por "ellos". Los shinigamis.

-Ya está sonando la campana, ¡démonos prisa Shizuku!- corro junto a Sen para entrar a tiempo a clase antes que el profesor y en cuanto miro a Sen, siento que nos parecemos más de lo que creíamos. Él...no es humano. Como yo. También vive dentro de un gigai que le hace ser visible a los humanos con los que vivimos, salvo que él es mucho más fuerte que yo sin lugar a dudas. Desde niños sabíamos que éramos distintos al resto y los cuidadores del primer orfanato lo sabían, porque ellos tenían poderes también. No puedo evitar sentir escalofríos cada vez que recuerdo mi infancia allí, tengo suerte de que mi nuevo hogar sea muy distinto a pesar de que Sen no está muy a favor de ello. ¿Por qué tenemos poderes? No lo sabemos, simplemente vivimos entre humanos ocultando nuestro poder, sin saber quienes nos trajeron al mundo y por qué nos abandonaron. Padre siempre me dice que yo viví en el Rukongai como un alma en mi anterior vida pero que morí desafortunadamente teniendo la suerte de renacer de nuevo con un poder increíble. Eso me gusta. Sentirme importante y valorado, como el resto de niños con los que convivo que, obviamente, también tienen poderes especiales ocultos bajo sus gigais. Tengo suerte de que padre me protege porque soy especial y eso es lo que me importa, aparte que soy el primero que ha obtenido permiso para estudiar fuera del internado y "tantear" el terreno haber si mis otros amigos pueden venir a estudiar sin dar problemas. Aunque Sen no vive conmigo, respeta las normas humanas y se mantiene alejado a cierta distancia para no dañar a nadie sin querer, aunque para mí, es totalmente inofensivo con su gigai. Me da rabia que él viva solo en ese pueblo alejado de todo mientras yo vivo feliz con mis "hermanos".

-Shizuku.... ¿Shi-chan?- cuando me doy cuenta la clase ha terminado y Sen me está observando preocupado sobre mi pupitre. -¿estás bien?-

-Ah, sí, sí... ¿ya es hora del almuerzo?-

-Ajá, hoy he traído bento ¿quieres?-

-¡Me encantan tus bentos!!- Sen me sonríe cogiendo mi mano para salir al jardín y sentarnos bajo un árbol para comer. Veo maravillado la hermosa caja donde ha preparado toda la comida, dividiendo los entrantes del sushi, la carne y en la parte de abajo el dulce.