Capítulo 17

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He decidido poner unos jeans rasgados, playera de Metallica y botas negras.

Mi cabello sigue húmedo y me siento algo cansada, tengo golpes por todo el cuerpo, siento que me esguincé el codo derecho y tal vez me rompí algo de la pierna izquierda.

Rafael vino a dejarme hasta aquí adentro, se aseguró que todo estuviera en orden, y se marchó hasta que Luzbel volviera. Pero éste sigue sin aparecer.

No sé si halló un lugar para dejar a su hijo, o no. Tal vez no ha regresado porque quiere darme mi espacio para dejarme pensar.

Pero no hay nada que pensar, todo está decidido.

Y por decidido, quiero decir que no hay vuelta atrás a lo que elegí para mi vida en cuanto al ángel que me ha estado acompañando los últimos días.

No pienso cambiar de opinión, no pienso hacer nada que no sea lo que ya decidí.

—Hola... — me sobresalto al escuchar su voz, ni siquiera le oí llegar.

—¿Todo bien?

—Sí... ¿te he dado bastante tiempo? Puedo salir si así lo quieres... — ofrece señalando hacia las escaleras. Me confunde un poco su voz tranquila, e incluso pasiva, dispuesta a obedecer lo que sea que le pida.

—No, está bien, has tardado más de lo que quería.

—Bien...

—Creo que Rafael no tarda en llegar. Así que seré breve...

—Claro...

—Lo acepto. Acepto a Aram, estoy de acuerdo con lo que pasó y no me importa, me costó tiempo asimilarlo, sin embargo he llegado al punto de que no puedo molestarme por algo que tiene siglos de haber pasado... e incluso suena extraño admitir que tiene siglos... — Luzbel se queda pasmado, seguramente que esperaba un: Toma tus cosas y lárgate con tu hijo y su madre. Sin embargo no, no voy a dejarlo por una equivocación que incluso yo pude haber cometido.

—¿En serio? ¿No me pedirás que me vaya...?

—No lo haré, y es en serio. No me pidas que conviva demasiado con él por el momento, no es fácil aceptar que mi... tú tengas un hijo, pero es peor ver que tu hijo se ve incluso mayor que yo.

—Lo entiendo, y no quiero que convivas con él, de eso no hay preocupación, lo mantendré lo más alejado posible de ti, tus amigos y familia. Y entiendo la confusión que causa, yo tampoco puedo acostumbrarme a verlo como mi hijo...

—Sólo ya no quiero hablar de él, ¿bien?

—De acuerdo.

—Y... bueno, rompiendo con mi petición anterior... ¿dónde está?

—Vivirá en la casa del árbol... no hallé un mejor lugar para dejarlo.

—Suena bien, no podrá hacer demasiado ahí.

—Exacto, le he dicho que no puede salir, no puede acercarse a las personas, y mucho menos a ti.

—Entiendo...

—Me daré un baño deprisa, ¿si Rafael llega puedes darle algo de ropa?

—¿Le queda?

—Si me queda a mí a él igual.

—De acuerdo — acepto mientras Luzbel sale de mi habitación.

Me siento aliviada, hablar con él sobre el tema me quita un peso de encima.

Además, por favor, su hijo es lo suficientemente grande como para cuidarse solo, problema sería un niño de aspecto de dos años, y digo aspecto, porque seguramente un engendro de ese tamaño tendría por lo menos cien.

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