Tan pronto como Kate baja la velocidad, abro la puerta del auto y me bajo corriendo.
El idiota de Aaron nos hizo gastar demasiado tiempo mientras nos peleábamos con él.
—¿Dónde está? — le pregunto al policía de hace un rato.
—En los separos — contesta sin dejar de caminar —. Aún no sabemos qué pasará con él.
—¿Quiere detenerse un momento? Estoy hablando con usted, maldita sea — y sí, en momento de tal tensión me vale un carajo el poder que tenga este hombre.
—Estoy ocupado, niña — se limita a decirme para no detenerse.
—Va a arder en los pozos del infierno — le suelto sin pensarlo, pero después de todo no es una amenaza que yo pudiese llevar acabo.
—No me digas.
—No se preocupe, lo iré a visitar a cuando llegue allá, de eso no tenga duda.
A fin de cuentas me freno y dejo que ése idiota se siga caminando a quien sabe dónde.
Me quedo quieta por un momento sin saber qué hacer, eso hasta que veo a metros de mi una gran celda cuadrada donde hay varias personas encerradas. Entre ellos está Luzbel, por supuesto.
—No creí que te habían quedado ganas de visitar el infierno — comenta en cuanto me acerco a la celda. Está pegado a la reja mientras sus manos cuelgan de esta.
—¿Cómo estás? — pregunto preocupada mientras me acerco a él.
—Bien, supongo que ya he vivido todo lo humanamente posible.
—¿Qué está pasando? ¿Mataste a alguien? — pregunto sin entender aún lo que pasa.
—Pasa que no le hice caso a una amenaza... no hay enemigo pequeño — concluye encogiéndose de hombros.
—¿De qué clase de amenaza?
—Aaron fue ayer a casa — confiesa —, después de que te quedaras dormida. Él entró hasta tu habitación antes de que pudiera evitarlo, cuando te vio acostada intentó despertarte, pero simplemente no lo logró, y dijo que yo te había matado y que iría a la policía. Le dije que sólo estabas dormida, pero como no despertabas no lo creyó. Yo pensé que no haría nada, sin embargo, oh sorpresa, aquí estoy.
—Tus botas me gustan — le dice un hombre poniéndose junto a él, esa palabra significa: Dame tus botas o te mato y te las quito.
Luzbel desvía la mirada de mí, ve al hombre con expresión asesina, y éste termina yéndose más rápido de lo que vino.
—¿Qué hiciste, Luzbel? — Rafael aparece junto a mí entonces.
—Que no hice nada — se defiende —, el idiota de Aaron fue a inventar que había matado a Lía. Y claramente ella está viva.
—¿Cómo diablos dijo eso? — pregunta ahora Kate —. ¿Por qué inventaría algo así? Y no lo estoy poniendo en tela de juicio, porque sé que es capaz de muchas cosas.
—Lo eché de casa ayer — admite Luzbel sin mirarnos, desde hace un rato que observa todo alrededor mientras nos habla.
—¿En serio? Joder, eres el puto amo — exclama mi amiga muy feliz, como si el "amo" no estuviera ahora mismo en prisión.
—Sí... — acepta Luzbel mirándola raro —. Se merecía más, y en cuanto me saquen de aquí se lo voy a demostrar.
—Ni lo intentes — sentencia su hermano —, tócale un cabello y es suficiente para que eches todo a la mierda.
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Vuelve
Fantasy*Libro segundo. Luego de la devastadora despedida entre Luzbel y Lía, ambos dan vuelta a la hoja y siguen sus vidas sin mirar atrás. Una guerra. El poder. Una promesa... ¿Será suficiente para volver a estar juntos?