Capítulo 22

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Entro al lugar con pasos largos pero tremendamente lentos. Para ser domingo creo que Rae's está demasiado vacío, por lo que vi cuando entré, hay cinco o seis lugares ocupados, la barra está vacía en su totalidad y todo luce muy tranquilo y callado.

Voy mirando el piso mientras camino hacia uno de los gabinetes para sentarnos. Luzbel y Aram se quedaron afuera discutiendo de las cosas que el chico puede y no puede hacer.

Luzbel se pasó demasiado del viaje diciéndole las reglas que debe seguir, las que puede romper, y las que jamás puede romper a excepción de alguna situación en específico. Para mi punto de vista, Luz exagera tremendamente las cosas, y las hace ver muchísimo más difíciles de lo que son de verdad. Es como si dijera que el negro es negro porque así tiene que ser, pero también puede ser blanco dependiendo del punto en que lo mires.

—¿Lía? — oigo que pronuncian mi nombre, alzo la vista de prisa y me encuentro con Kate y su nuevo acompañante.

—No sabía que estaban aquí... — comento nerviosa al recordar que Aram viene con nosotros.

—Pues, no pensábamos encontrarlos aquí, pensé que estarían en tu casa.

—Así es, pero decidimos salir a comer.

—¿Se sientan con nosotros?

—Claro, sólo deja que Luzbel venga — acepto sin remedio.

—Cállate ya, niño — escucho decir a Luzbel detrás de mí.

—Hola, Luzbel — saluda Kate muy amistosa para ser ella —, y vaya... ¿nuevo amigo?

Me hago a un lado para que todos nos veamos bien.

Luzbel no esperaba encontrarse con Kate, y ni siquiera previmos el hecho de encontrar a alguien conocido por aquí.

—Soy Aram — se adelanta éste a presentarse, y extiende la mano a Kate.

—Kate — contesta con una sonrisa —, ¿eres amigo de Luzbel?

—No, soy su hermano — mierda, no sé qué ha sido eso, pero ha estado mejor de lo que pensé.

—Vaya que se parecen demasiado... no sabía que Luzbel tenía hermanos...

—Sí — contesta entonces.

—Sólo a ti, ¿verdad?

—Sí, sólo nosotros — acepta Aram sonriente —. Tú eres amiga de Lía, supongo.

—Sí, su mejor amiga.

—¿Y Rafael que viene siendo aquí? — pregunta mirándolo con una sonrisa claramente maliciosa.

—El mejor amigo de tu hermano — contesta con la mandíbula trabada —, y el chico que sale con Kate.

—Con que chico... la verdad no pareces ser un chico, ¿ya te lo habían dicho?

—¿Ya saben dónde vamos a sentarnos? — intervengo en la tensa situación.

—No, iré a buscar mesa — se ofrece Kate.

—Increíble, ahora voy... — Kate de la vuelta y camina en busca de un lugar para sentarnos.

—Más te vale que cierres la maldita boca — amenaza Rafael —, porque si se te ocurre decir algo ni tu padre va poder evitar que te parta en dos.

—Cálmate, tío, nada va a pasar.

—Ah, no soy tu tío, no digas tonterías.

—Claro que lo eres, eres hermano de mi padre, ¿no?

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