Capítulo 1

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Ashton se frotó los ojos al escuchar el despertador. Malhumorado, lo quitó y se ajustó los miles de brazaletes que adornaban sus muñecas.

"Menuda mierda".

Su madre entró en su cuarto con delicadeza. Era una mujer de mediana edad, bella y con una sonrisa cálida y serena, que simbolizaba hogar. Ashton la adoraba:

- Cariño, levanta, llegarás tarde a clase.

- Mamá, ¿de verdad he de ir? Está perdido, los estudios no son lo mío.

Su madre suspiró:

- Ashton, sé que no está saliendo todo demasiado bien, pero tienes que confiar en ti mismo. Yo lo hago. Levántate y enfréntate a un nuevo día.

La mujer acarició el pelo rubio de su hijo y corrió las cortinas. Hizo una seña con la cabeza al chico para que bajara a desayunar. Ashton suspiró.

En la mesa le esperaban tostadas con vegemite y nutella en la otra punta de la mesa. Su madre y él desayunaron juntos, ya que sus hermanos estaban en el colegio desde hacía media hora.

Cuando llegaron al colegio en coche, Ashton se sintió morir. Su madre se percató y le animó:

- Vamos, amor. Confío en ti.

Se despidieron con un tierno beso, y el chico se dispuso a caminar hacia el edificio.

Una vez dentro, un grupo de chicos se posó al lado de Ashton:

- Aparta, idiota.

- Mirad, ¡es Irwin! Hola, imbécil - dijo uno abofeteando a Ashton de forma débil pero molesta.

- ¿Qué tal, pequeño Ash? ¿A la caza de pokémons hoy? - preguntó otro de forma burlona.

- Ay Ash, qué guapo te has puesto hoy. ¿Para hacerte con todas, eh?

El grupo desapareció y el chico sonrió de forma triste. ¿Cuándo terminaría todo aquello? ¿Y por qué el lo soportaba sin hacer nada al respecto?

Cuando llegó a su taquilla, escuchó a una voz femenina desde el otro lado de la puerta:

- No te preocupes. Apuesto a que esos idiotas recibirán su merecido, de verdad.

Ashton se sorprendió de que alguien en aquel infierno le hablara de forma amable. Cerró su taquilla, y se encontró con una alumna. Mediana tirando a bajita. Pelirroja. Con algunas pecas adornando su nariz, y signos de acné por algunas partes. Llevaba una camiseta de Green Day y unas bambas negras.

"Oh, cielos".

- Me llamo Claudia - sonrió la chica, extendiendo su mano.

- Oh...encantado, yo soy...Ashton. Irwin. Ashton Irwin - contestó él, ruborizado.

"Qué adorable".

- Encantada, Ashton. Me gusta tu voz. ¿Sabes? Ya sé de qué me suenas. Voy a tu clase de Historia, pero nunca te había escuchado hablar.

Ashton se dio cuenta de que estaba tan absorto en su propio mundo y en sus propios miedos, que no se fijaba en su alrededor. Si hubiera visto a Claudia antes, se hubiera acordado. Seguro:

- No soy una persona de demasiadas palabras, además, no presto mucha atención en clase.

"Genial Ash. Qué gran carta de presentación".

- Deberías hablar más. Y sonreír más. Se te forman unos hoyuelos geniales cuando lo haces.

Él volvió a sonreír. ¿Hace cuánto que no lo hacía? Daba igual, era fantástico volver a hacerlo:

- Oye, si no te importa...¿te podría acompañar a clase? - preguntó Ashton.

- ¡Me encantaría! Ahora me toca Lengua. Vámonos antes de que la señora Samuels me haga la cruz.

Los dos rieron y se encaminaron hacia el aula. Por los pasillos, la gente les miraba. Algunos se burlaban, otros se compadecían de la chica, otros les miraban con repugnancia. A Ashton le entró el típico miedo. Cuando Claudia se diera cuenta, pasaría de él.

Le diría que se alejara de ella, que se cambiara de taquilla, que no la mirara como ahora lo hacía.

Pero en lugar de eso, Claudia sonreía a los de su alrededor, y se dedicaba a hablar con él, y darle cariñosos toques en el hombro.

Los cortes le escocían.

Mariposas invadían su estómago.

Sonreía continuamente.

Ashton se sentía rematadamente bien.

"Qué chica tan rara".

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