Capítulo 7

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El ensayo estaba resultando un éxito. Ashton tocaba bastante bien, e incluso se permitía algún alarde de profesionalidad, girando las baquetas en sus manos.

Tras cuatro canciones seguidas, Luke, Calum y Michael lo tenían claro. Habían encontrado un nuevo batería.

Después de la noticia y un abrazo grupal, Ashton decidió poner rumbo a su casa. Quedarían todos los viernes para ensayar.

El chico pensó que tendría que hablar de ello com su madre. Se le escapaba una sonrisa al imaginar lo contenta que se pondría.

Mientras pedaleaba, iba oscureciendo, y empezaba a refrescar. Había algunas personas que volvían a casa del trabajo, o algunos niños que se metían en sus casas después de un rato en el parque.

Cuando casi estaba en la estación del tren, escuchó un ruido a sus espaldas. Paró y se giró, pero no había nadie.

"Un pájaro, seguro".

Siguió pedaleando. En ese momento, un grupo de chicos se posó delante de su bicicleta y le hicieron parar.

"Oh, mierda".

- ¿Qué pasa, Ash? ¿Nos echabas de menos? - dijo uno de ellos, burlón.

- Estábamos paseando por aquí y vimos tu bici y pensamos "vaya, qué bici tan chula tiene Ashton, tenemos que impedir que se la roben".

- Y ya ves, aquí nos tienes. Nos la llevamos. Bájate ahora mismo - exclamó otro de ellos.

Ashton tensó los músculos y la mandíbula:

- No.

- ¿Cómo dices? - preguntó uno de ellos, acercándose a él peligrosamente.

- Es mi bicicleta. La necesito - musitó Ashton. Le temblaba la voz.

- Eres un idiota, Irwin.

Y dicho esto, empezaron a golpearle hasta tirarle al suelo. Ashton quedó tendido, agarrándose el estómago con las manos y sangrando por la nariz. Tenía ganas de llorar, de la impotencia y de lo ridículo que estaría ahora mismo. La bici le daba igual.

Ahora, que tenía novia, estaba en un grupo y sus notas comenzaban a subir poco a poco, se sentía bien. Pero se dio cuenta de que la felicidad no dura toda la vida, y menos, la suya.

- ¿Ashton? ¡Ashton! - gritó una voz femenina que él conocía muy bien.

Claudia corrió hacia el chico y le ayudó a incorporarse. Se sentó a horcajadas y le cogió la cara, examinándole la nariz:

- Ashton, ¿qué ha pasado?

- Yo...venía del ensayo en bici y entonces...ellos...mi bici...

Claudia notó que el chico tiritaba, y le abrazó. Él la rodeó lo más fuerte que pudo, y las lágrimas cayeron en sus mejillas:

- Ash, amor, no. No llores. No pasa nada. Te llevaré a tu casa ahora mismo y te curaré las heridas.

- No quiero que tus padres te echen la bronca por llegar tarde a tu casa.

- Mis padres están de viaje de negocios. No tienes que preocuparte - sonrió Claudia, y le dio un corto beso en los labios.

Le ayudó a levantarse y le ayudó a caminar.

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