Capítulo 17

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Los meses pasaban rápido. Los chicos dejaron el colegio y se dedicaban a ensayar casi todos los días. Los acosadores de Ashton recibieron extrañados la noticia, e incluso, con un poco de pena.

Lucy y Calum afianzaron su relación y empezaron a salir como personas normales. Calum parecía feliz, y Lucy también, pero siempre se le escapaban miradas por si alguien les seguía.

Luke cogió muchísima confianza con Claudia, se hicieron grandes amigos, mientras que Michael empezó a ser un apoyo fundamental para Ashton. La pandilla quedaba para escuchar a ensayar a los chicos, para ir al cine o simplemente para hacer bromas. Los seis se llevaban estupendamente, y todos estaban muy a gusto en ese pequeño grupo.

Ashton y Claudia parecían casados. Se conocían cada vez más y se querían el triple.

La noche de Nochebuena, los padres de Ashton invitaron a Claudia a cenar a su casa. Pero, en vez de cenar ellos solos, cenarían con toda la familia:

- No sé qué ponerme, Lucy - dijo Claudia.

La pelirroja y su hermanastra estaban en la habitación de Claudia mirando ropa:

- Yo creo que ese vestido te queda genial.

- Demasiado corto.

- ¿Y esta falda con el croptop?

- Demasiado atrevido.

- ¿Y si vas en sujetador y bragas y ya está?

- ¡Lucy! - exclamó Claudia, tirándole un cojín.

- ¿Qué pasa? Seguro que a Ashton le gusta mucho más que cualquier prenda que lleves.

- Pero ceno con la familia, gilipollas.

Lucy rió. Rebuscó entre el montón de ropa y encontró un vestido negro, un poco más largo que el anterior pero que era corto igualmente:

- ¿Y si te pones esto?

- Oh Lucy. Es perfecto.

Claudia lo cogió con cuidado y lo extendió en la cama:

- ¿Tú crees que les voy a gustar?

- Les vas a encantar, hazme caso.

Llegó la noche, y Ashton pasó por casa de Claudia para recogerla. Lucy le abrió:

- Hola Lucy, ¡feliz nochebuena! - dijo Ashton, abrazándola.

- Hola cuñadito, feliz nochebuena. Mi hermana en seguida baja. Oye, ¿qué guapo vas, no?

Ashton llevaba unos tejanos y una camisa con una americana negra. Su pelo estaba planchado con el flequillo por delante. Tenía un aspecto impecable.

Claudia bajó por la escalera y a Ashton se le encogió el corazón ante lo que veía. Su chica llevaba el pelo alisado y un vestido negro que le sentaba como un guante (de hecho, se adhería a sus curvas de una manera muy sensual y Ashton no podía dejar de mirarla).

Pero lo que más le gustaba es que Claudia llevaba unas Vans de color granate.

"Es perfecta":

- Estás...guau. Estás preciosa, cariño - dijo Ashton, y le dio un tímido beso a su novia.

- Tú estás guapísimo también - exclamó Claudia entre los brazos de Ashton, sacudiéndole el hombro de la americana.

- ¿Os importa que os haga una foto? Me estoy enamorando mucho de lo adorables que sois.

La madre de Claudia apareció por el salón seguida de su padrastro. Saludaron a Ashton de forma amistosa, y la madre de Claudia les hizo varias fotos.

Pusieron rumbo a casa de Ashton. Al llegar, él notó que Claudia estaba temblando:

- Amor, todo va a salir bien.

- No les voy a caer bien.

- Yo te amo, a ellos les encantarás - dijo Ashton.

Se dieron un dulce beso, y Ashton entró en la casa:

- Mamá, hemos llegado.

La madre y el padre de Ashton les recibieron, y les animaron a ir al salón, donde estaban sus abuelos, sus tíos y algún que otro primo.

La cena transcurrió con los habituales "es más guapa que en las fotos" y "hacéis una pareja monísima". Claudia encantó a todos con su voz tranquila y amable y sus sonrisas naturales y nada forzadas. Ashton se quedaba embobado mirándola cuando hablaba de algún tema, y era tan descarado que su padre varias veces le dijo:

- Para ya, que te la estás comiendo con los ojos.

Cuando toda la familia se fue, los padres de Ashton insistieron en que Claudia se quedara a dormir:

- Señora Irwin, no se preocupe, no quiero ser una molestia.

- Pero niña, ¿cómo me va a molestar? Quédate. Es bastante tarde, solamente llama a tus padres para decírselo y ya está.

- Clau, quédate. Seguro que a tus padres no les importa. Y yo mañana te dejo en casa.

Claudia sonrió y miró a su novio. En sus ojos brillaba la ilusión.

"De acuerdo. De hecho, nos queda poco tiempo en la misma ciudad":

- Podéis dormir en la misma habitación, no me importa. Ashton me cuenta todo - susurró la señora Irwin a Claudia, guiñándole un ojo. La pelirroja enrojeció.

Los dos subieron a la habitación del chico después de despedirse de los señores Irwin, y Claudia se puso una camiseta de Ashton para dormir:

- Esa camiseta te queda mejor que a mí.

- Idiota. Estoy sin maquillar y con una coleta mal hecha. Estoy horrible.

- Podría mirarte así todo lo que me quedara de vida.

Claudia sonrió y unió sus labios con los de Ashton, acariciando su pelo suavemente. Él la cogió de la cintura y la estrechó junto a él. Ashton empezó a dejar pequeños besos en las comisuras de Claudia, y ella rió:

- Ash, vamos a dormir, anda. Es muy tarde.

Ashton la miró enfurruñado. A Claudia se le encogió el corazón. Ashton parecía un niño. Le quería tanto:

- Bueno, te lo perdono porque es tarde, pero me debes muchas, muchas noches de sexo.

- Tranquilo pequeño, te lo recompensaré.

Los dos rieron y se metieron en la cama. Se quedaron tumbados mirándose, y Ashton posó su brazo en la cintura de Claudia, abrazándola:

- Ash, no quiero separarme nunca de ti.

- No te dejaría nunca.

- ¿Aunque os vayáis a Londres a vivir? Sé que es una gran oportunidad para vosotros y quiero veros triunfar pero...

- Todo va a salir bien. Hazme caso.

Estuvieron un rato hablando, riendo, besándose. Claudia se quedó dormida, y Ashton no podía dejar de mirarla. Parecía un cachorro, tan adorable, tan niña.

Estuvo acariciando su pelo anaranjado y juntando su rostro al suyo, nariz con nariz. El chico se sentía el hombre más afortunado del universo.

"Ven a Londres conmigo".

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