Capítulo 13

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El grupo llegó a la casa de las dos chicas. Como Lucy había previsto, sus padres no estaban, ya que les había convencido para que se fueran de fin de semana romántico. La rubia sabía cuánto significaba Ashton para su hermana, y quería que todo saliese perfecto:

- Tenéis una casa muy bonita - dijo Michael.

- Gracias Mike. Clau, enséñale a Ashton tu cuarto. Y no tengáis nada, pero nada de prisa - exclamó Lucy, subiendo las dos cejas.

Los chicos rieron, y la pareja se sonrojó:

- ¿Quieres subir? - preguntó Claudia, tímida.

- Me encantaría - dijo Ashton con una sonrisa.

Claudia subió las escaleras y Ashton fue detrás. Sus compañeros de grupo le hicieron señales de ánimo, y Lucy exclamó:

- ¡Clau! Nosotros nos vamos a cenar por ahí, luego os vemos.

- ¡Sí, os dejamos solitos! - gritó Luke, sonriente.

Todo estaba saliendo según lo previsto.

Ashton entró al cuarto de Claudia. Estaba todo adornado con pósters de grupos y vinilos, y una pequeña tira de bombillas adornaba el cabezal de la cama, dando un ambiente perfecto.

El rubio avanzó hacia el escritorio, y vio que en un corcho su novia tenía muchas fotos. Cuando era pequeña, tan adorable como ahora. Con Lucy cuando ambas eran niñas. Entradas de conciertos.

Y ahí estaba. Una tira de fotos de un fotomatón, en la que salían ellos dos. Se las habían hecho una tarde, y en ellas salían haciendo caras raras, sonriendo, besándose...

Ashton sonrió y recorrió la tira con sus dedos:

- Somos demasiado feos para esta vida - exclamó Claudia.

La chica avanzó hacia Ashton, que seguía absorto en las fotos, y le abrazó por detrás, apoyando la cabeza en su espalda y rodeándole con sus brazos:

- Nunca me había visto tan feliz.

- Ya te lo dije. Tus hoyuelos son geniales, y tenías que sonreír más.

Ashton se giró y acarició la mejilla de Claudia con sus manos, recorriendo cada una de sus pecas. Bajó los dedos hacia sus labios, y dejó en ellos un beso suave, lento, sin prisa. Luego, unieron sus frentes, y sonrieron:

- Te quiero muchísimo. Siento que gracias a ti, he empezado de cero, y no sabes lo feliz que me siento ahora - musitó Ashton.

Claudia sonrió y se mordió el labio, mirando hacia los del chico. Dejó en ellos un beso apasionado, que Ashton continuó.

Los dos avanzaron sin dejar de besarse hacia la cama, y una vez allí, Ashton tendió suavemente a Claudia y comenzó a dejar besos en su cuello y algún que otro mordisco. Metió la mano por debajo de la camiseta de la chica y empezó a acariciarle el vientre. Claudia se estremecía ante cada nueva caricia, era una sensación desconocida.

Aunque tímida, decidió ir un paso más allá, quitándole la camiseta a Ashton y acariciando su espalda de forma suave. El chico se sorprendió ante la iniciativa de su novia, pero se dejó hacer.

La ropa empezó a estorbar entre aquellos besos, caricias y ansias de pasar a un nuevo nivel. Se la empezaron a quitar el uno al otro, curiosamente, sin signos de torpeza. Con suavidad. Casi mecánico. Como si se desvistieran el uno al otro día a día.

Ashton dejó de besar a Claudia para fijarse en su aspecto físico. Nunca había pensado que pudiera ser tan bonita. Tan pálida. Tan frágil. Se sintió morir al recordarse a sí mismo que aquella pelirroja era suya, que ella le quería tal y como era y que estaba dispuesta a entregarle lo que ella era:

- Eres preciosa - susurró Ashton antes de seguir besándola.

- Ashton...Ash, solo te quiero pedir una cosa. Quiero...quiero que lo que va a pasar aquí y ahora lo hagas sin pulseras.

Ashton la miró a los ojos, preso del deseo y la debilidad:

- Quiero que lo hagas. Sé lo que haces con tus muñecas, y no me importa que tengas cicatrices. Quiero curártelas. Y si ahora yo me entrego a ti débil, quiero que tú hagas lo mismo, porque quiero que seamos fuertes. Juntos.

Ambos se incorporaron, y Claudia le quitó a Ashton todos los brazaletes. Sus muñecas estaban llenas de cortes horizontales y de algún intento de corte vertical.

Claudia se estremeció. Cogió la muñeca derecha desnuda de Ashton, y besó sus cicatrices. El chico no pudo reprimir una sonrisa. Se sentía nacer de nuevo:

- Te quiero, Ashton.

- Y yo a ti. Mucho.

Volvieron a besarse, a acariciarse, a quitarse prendas. Se despojaron de su ropa interior. A Claudia le producía pudor estar desnuda delante de los demás, pero con Ashton se sentía cómoda, se sentía bien.

El chico se levantó, poniéndose rápidamente protección, y volvió junto a ella. Sin dejar de besarse, Ashton procedió. Pero antes de eso, miró a Claudia a los ojos:

- Amor, si quieres que pare, me lo dices. No quiero hacerte daño.

"Joder Ashton".

¿Cómo podía quererle de una manera tan intensa?

- Hazlo.

Y Ashton lo hizo.

Al principio, Claudia notó un dolor punzante, que le provocó una mueca de sufrimiento. Pero duró poco, porque a los minutos, el dolor se transformó poco a poco en placer. Las caderas de ambos iban al compás totalmente, era casi un baile.

Nadie diría que se trataba de la primera vez de los dos.

Fueron cada vez más rápido, y entre gemidos, arañazos en la espalda, respiraciones agitadas, caricias y besos, ambos se hicieron fuertes.

Juntos.

Los dos exhalaron una última bocanada de aire y se hundieron en la cama. Les costaba respirar y no paraban de sonreír.

Claudia se giró hacia Ashton y se acurrucó junto a él:

- Te quiero, Ash.

- Yo...yo creo que te amo, Clau.

Y ambos se quedaron dormidos, abrazados, y volviendo a respirar bien a la vez.

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