CAPÍTULO 17. Víctimas del pánico

36 7 0
                                    


Luego de comunicarme con Nine, descendí otra vez a la misma planta del baño, recuperé la ropa de antes y me cambié rápidamente para tratar de desactivar la bomba antes de que llegue. Paso desapercibido entre los pasajeros hasta llegar a la dirección que me indicó Nine hace algunos minutos. Está totalmente sólo y no veo ningún lugar en el que podría estar localizada exactamente la bomba, no hay paquetes ni nada, sólo paredes de concreto que son imposibles de perforar sin dejar rastro, busco cualquier mínima grieta entre ellas, pero nada, no hay ninguna pista.

Abro cada caja de mecanismo que se encuentran a mi disposición, ¡Pero tampoco! ¡No hay nada! Empiezo a sentirme algo inquieto, siento que algo no va bien, es una mala sensación que conservo en el corazón desde que Lisa no se volvió a comunicar conmigo como se lo ordené. No tengo tiempo para tratar de localizarla, nadie excepto Five sabe con precisión la ubicación de la bomba.

Repaso con la mirada cualquier parte de la zona que podría servir como escondite. Me agacho, palpo el piso buscando alguna irregularidad, nada. Me levanto con los nervios a flor de piel y entonces escucho unos pasos a mis espaldas, me volteo al borde del pánico y veo el rostro empapado en sudor de mi compañero, la tensión en mis músculos desaparece por poco creyendo que era Lisa.

—Nine, no puedo encontrar la bomba.

—¿Qué? —Por primera vez, veo el miedo reflejado en su mirada.

—¿Qué está pasando? Es el lugar, ¿cierto? —Pregunto alterado.

No obtengo respuesta por parte suya, el teléfono vibra en el bolsillo delantero de mi pantalón. Me apresuro a contestar sin siquiera mirar el remitente.

—[¡AYUDA!] —El grito sordo de Lisa me deja paralizado. —[¡No puedo salir!] —Su voz no para de temblar reflejando terror. —[¡El avión se está moviendo!]

—¿Avión? ¿Qué haces en un avión? —Trato de mantener la calma sin éxito. Nine abre los ojos.

—[Hace un momento alguien me amenazó y me obligo a subir...... ¡Hay una bomba frente a mí!] —Mi boca tiembla descontroladamente sin saber qué responderle. —[¿¡Qué debería hacer?!] —Rompe en sollozos y yo tengo la sensación de que mi cuerpo deja de bombear sangre.

Camino rápidamente hasta la pista de vuelo sin cortar la llamada, intento localizar el único avión que podría estar en movimiento a éstas horas. A pesar de la oscuridad, logro encontrarlo a unos 2 o 3 km de nosotros.

—Cálmate, Lisa. —Empleo un tono más cariñoso. —¿Quién es el piloto?

—[No hay nadie.... ¡Se mueve sólo!] —Mi peor temor se hace realidad.

La llamada se cae. Si solo hubiera alguien en la cabina, podría negociar con esa persona y aceptaría cualquier petición sin quejas, pero, para la desgracia de los tres, la situación amerita tomar decisiones complicadas, me muestro curioso por lo que tiene que decir Nine; se muestra algo nervioso con la mirada clavada en el blanco.

—Eso es... —Su mandíbula se tensa haciendo notable su inquietud. —Por eso la bomba no estaba en la puerta del embarque 106. —Aprieta los puños.

—Porque la bomba se está moviendo... —Completo la frase.

—Si. La bomba del avión está en movimiento y se dirige hacía aquí. Hacía la puerta del embarque 106 donde estamos nosotros. —No puede ser...

—¡Maldición, maldita Five! —Las lágrimas que no dejo caer son las que quedan reprimidas por la furia.

—De seguro controlan el avión de pasajeros a distancia. Eso significa que ella está...

El Amor no tiene escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora