ESPECIAL 3

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(Nine)

   Luego de correr por horas en todos los nivel del aeropuerto, me cuesta acostumbrarme a la velocidad del juego. Afortunadamente Twelve me llama para informarme de que el intercambio de grabaciones de  las cámaras de seguridad ha sido exitosa, casi sin aliento, abandono el juego para llegar a la fuente principal del problema, mientras más alargara nuestro encuentro más graves serían las consecuencias.

    Ajusto el arma a un lado de mi cintura y salgo a través de la puerta listo para enfrentarme a ella. Me acerco sigilosamente hasta el camión y me sobresalto un poco al ver como las puertas de esta se abren repentinamente. Five sale apresurada de la cabina y alcanza el concreto antes de escuchar la carga del arma, deteniéndose casi al instante.

—No te muevas. —Levanto el arma apuntando su cabeza.

    Pasan algunos segundos antes de tomar valor. Gira la cabeza con la mayor lentitud posible para que nuestras miradas se choquen con la fuerza de una descarga eléctrica; siento un extraño frío recorrer toda la boca de mi estómago.

—No nos vemos desde hace tanto tiempo, ¿y así es como me recibes... Nine? —Pongo todos mis sentidos en alerta máxima. —Debí notarlo antes. Qué estaba viendo tus grabaciones de hace cinco minutos.  —Sigue de espaldas. —En ese momento, las grabaciones de tiempo real fueron intercambiadas por otras de hace cinco minutos, ¿no es así? —Debo admitir que su voz fuera de las pesadilla me desestabiliza.

—¿Por qué interfieres con nuestros planes? —Voy directo al grano.

—Eso ya lo sabes, ¿no es así? —Lo dice como si fuera lo más obvio del mundo. —Vine a terminar con nuestros asuntos pendientes.

    Estas últimas palabras me hacen recordar aquel horroroso lugar en el que nos conocimos, en el que corría de ella con temor... Y en el que juntos descubrimos el primer indicio de luz que se fugaba por aquella ventana de rejas... Todos estos recuerdos son tormentosos y lo sabe mejor que nadie, aprieto levemente el gatillo amenazándola.

—La bomba está en la posición de jaque mate, en la puerta de embarque 106, ¿no es así? —Suelta una risa infantil, muy aguda para mi gusto.

—El que cambió las grabaciones y se dirige a la bomba es Twelve. Pero hay una persona más. —Era obvio que lo descubriría, esa chica es  un total desastre y tan transparente como el agua. —La persona que creó una distracción causando un tumulto con un pequeño incendio.

     Es científicamente imposible no sentirse afectado por una persona con la que compartes diariamente, ese es el sentimiento más repugnante del ser humano y del que nadie se puede librar... Aprieto los labios y las cejas temiendo la continuación de sus palabras. Mentiría si digo que no me he "encariñado" de esa inútil chica.

—Me sorprendió que ustedes dos hayan hecho amigos. Aunque eso quiere decir que tienen más debilidades. —La miro atónita mientras que se termina de voltear con mucha seguridad, observándome con diversión. —Le he enviado una invitación especial para ir a la ubicación de la bomba

    No... ¿¿Por qué tenía que meterse con ella?? ¡¿Simplemente no podría dejarlo pasar?!

¡Por favor! ¿Acaso ésta maldita desalmada psicópata no podría dejar sus locuras  reservadas para nosotros dos solamente? La gran ira que siento correr por mis venas, me ocasionan tils nerviosos en ambos ojos, mis manos sudan y tiemblan sobre el arma que estoy apunto de tirar del gatillo.

—¿No es la mejor bienvenida? —Achica los ojos feliz.

    Estoy apunto de jalar del gatillo cuando de repente tres policías aparecen detrás de ella y casi sin darme tiempo a reaccionar, disparan en mi dirección.

—¡No te muevas! ¡Baja el arma! ¡Alto! —Gritan.

    Esquivo la primera bala de milagro aunque no lo crea -y las demás- escucho la silenciosa ráfaga de viento de las balas al rozarme por milímetros. Me hecho hacia atrás y en un intento desesperado yo también disparo contra ellos, jalo el gatillo una, dos, tres, cuatro veces apuntando al objetivo, antes de escapar por la misma puerta por la que he entrado.

     ¡Debo avisarle lo más pronto posible a Twelve! Corro frenéticamente al lugar de encuentro y en el camino me cruzo con la última persona con la que quería toparme en este preciso momento... Agacho la cabeza lo más que puedo sin parar de correr ni desviarme del camino, sin levantar la mirada.

   

El Amor no tiene escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora