ESPECIAL 4.Un encuentro desafortunado

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Lisa

   Cuando Twelve me pidió que esperara arriba, por dentro me sentía reprimida, siempre me ocultaban sus temas de conversación, sin importar si estaba involucrada. Era consciente de que, si en el momento en el que me tocó el hombro y me miró con sus ojos castaños llenos de compasión le hubiera pedido quedarme, le daría más inconvenientes de los que les había traído desde mi llegada.

Mi gran torpeza y decadencia de atención era realmente frustrante para Nine, me sentía mal por hacerlos cargar conmigo. Trataba de ser uno de ellos, pero cada vez que lo intentaba... terminaba fracasando igual que en cualquier otra actividad, ya fuera en la cocina... en los deportes... o el estudio... era un asco en cualquier sentido.

Por mi madre trataba de ser una chica buena, una niña estudiosa y educada como la que ella soñaba, quería que esos momentos perduraran para siempre, que fueran eternos para que las personas no tuvieran que sufrir por lo que fuera a suceder en el futuro.

Pienso en cosas qud son imposibles de cumplir.

Ella solo quería lo mejor para mi, lo sé aunque no esté en su sano juicio... Pero el sentimiento de depresión que me ahogaba lentamente en esa habitación con cerrojo era mas fuerte... Mentiría si digo que alguna ves no pensé en acabar con esa vida tan llena de vació que llevaba... Desde el momento en que fuimos abandonadas por mi padre, mi madre y yo desarrollamos el mismo sentimiento de dolor y vació, perdimos la capacidad de percibir cuando una persona realmente te ama y se preocupa por ti, y es mas difícil cuando esa persona te hiere y no sabes por qué lo hace.... Es lo mismo que sucede con la necesidad desesperada de encontrar a alguien que llene ese vacío, alguien a quién puedas aferrarte....

—No te pierdas a ti misma tratando de ser otra, a veces, el cariño de una sola persona vale más que el de todas.

Aquellas palabras de Twelve me hicieron feliz... Él no sabía cuánto me había llenado de alegría esas simples palabras, porque nunca se lo había dicho.

El mismo día que comencé la escuela, pude encontrar a esa persona.... Y esa persona es él... El chico que me salvó del fondo del mar por más hondo que estuviera...

Las lágrimas se mezclan con el sudor mientras corro con mi mochila en mano. Aunque él dio todo por mantenerme a salvo, yo terminé siendo una mala agradecida. Ni siquiera pude darle las gracias antes de irme. Sé que es de cobardes escapar, pero es lo mejor para ellos dos, así ya no tendrá problemas...

Por más que me duela abandonarlos, en el fondo sabía que nunca debía haber interferido.  No soy más que una carga más con la que tuvieron que estar lidiando. Y lo peor de todo, es que soy tan estúpida que pude creer que me salvarían, que al menos les serviría de ayuda...

Lo único que he hecho bien en todo este tiempo, fue liberarlos de mí con aquella nota en las penumbras de una sala de juegos.

Me cuesta comprender este sentimiento que me hace sentir tan miserable...

Me tiro sobre el mismo banco en el que me encontró Twelve aquella noche de salvación, en medio de la oscuridad, un poco alejada de las calles alumbradas y de los transeúntes que pasan sin detenerse.

Dolor y desesperación me acompañan mezclándose en un torbellino de emociones. Me exalta, me golpea, me abraza y luego me mata. Sin importar el orden de estos sentimientos, no puedo mantener la cabeza en alto. Sólo me queda sufrir sola con la cabeza entre las manos, abrazando a un bolso.

El silencio no me ayuda en lo absoluto, y por el contrario saca lo peor de mi. Las lágrimas brotan ahogando un llanto. Intento normalizar mi respiración sin éxito.

El Amor no tiene escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora