8. Iruka-sensei

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8 años

Era otro día normal en la aldea de Konoha, todo parecía tranquilo aquella mañana.

Los shinobis se preparaban temprano para salir a sus misiones o para realizar su entrenamiento matutino, también mujeres y hombres normales se alistaban para sus trabajos del día y los niños asistían a la academia a recibir sus clases.

Todos menos uno.

—¡UZUMAKI SHINACHIKU!

Resonó un grito por casi toda la aldea, incluso las personas que paseaban por la calle principal de la aldea se voltearon en dirección a la voz, sorprendidas por el repentino grito tan temprano en la mañana.

Pronto supieron la causa, ya que por los techos de las viviendas cercanas observaron cómo la figura de un niño de cabellos rubios, con el símbolo del remolino a sus espaldas, huía a toda prisa de otra figura más grande, la de un hombre con traje de jounin, de aspecto algo mayor y cicatriz en su cara.

Sin duda aquellos eran Shinachiku Uzumaki y él aún maestro de academia Iruka Umino.

—¡Vuelve aquí en este instante!

—¡No!

—¡SHINACHIKU!

—¡Ríndase Iruka–sensei, ya está muy viejo para seguirme el paso! —se rio el pequeño mientras que saltando de un techo a otro se volteó en el aire hacia el maestro y le sacó la lengua.

—¡Tú.. —gruño molesto el castaño, con una vena resaltando en su frente— ..estarás castigado por dos semanas me oíste!

—¡Eso si me atrapa!

¿Que he hecho mal para tener que soportar otro tornado Uzumaki? —se lamentaba el maestro con un suspiro, recordando la época en que perseguía por esas mismas calles a un Naruto travieso y bromista.

Lo peor es que el Uzumaki-Haruno no se escapaba de clases por no entender o ser malo en la academia, sino que lo hacía justamente por lo contrario. Como buen hijo de Sakura, el pequeño había heredado su capacidad en los estudios y en el control de chakra, teniendo a sus apenas 8 años un control del mismo bastante envidiable entre los más veteranos.

Además era terco como Naruto, un alumno que sin duda tenía determinación a la hora de aprender nuevos jutsus y de entrenar hasta caer rendido del cansancio. Sin duda un prodigio en potencia.. si no fuera porque el pequeño del clan no se lo tomaba enserio.

—Esto me aburre —alegaba cada vez que lo pillaba saliendo sin permiso— Prefiero salir a explorar Iruka–sensei

—No puedes faltar a tus clases solo porque te de la gana Shinachiku —lo reprendió Iruka— Así nunca serás un buen ninja.

—¡Que cruel–ttabane! —se quejó en un mohín el pequeño— Solo serán un par de clases, lo prometo! —y con ello desapareció en una nube de polvo.

—¡OYE!

Volviendo a la realidad.

—¿A donde se ha ido ese niño? —resoplo cansado el hombre, parándose sobre la cornisa de un edificio y viendo hacia todos lados pero sin éxito— ¡Demonios!

••••

—Uff parece que lo he perdido —suspiró Shinachiku aminorando la marcha y mirando de reojo hacia atrás— ¿Como puede mantener esa fuerza siendo tan viejo?

—La edad no tiene nada que ver en ello —habló una voz a sus espaldas.

Shinachiku se volteó rápidamente, viendo cómo detrás suyo se encontraba su padre. El Uzumaki mayor se encontraba sentado sobre un elevado del techo donde estaban ambos, por lo que veía a su hijo desde arriba, en cambio Shinachiku veía a su padre desde abajo así como también podía apreciar el traje jounin y la mochila de viaje que este tenia.

Momentos de Shinachiku UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora