2: Trío de sombras

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Me paré y señalé a Daniel la sangre. Él la miró y dijo:

-Es sangre del mediano. El alto tiene un problema grave, se echa mucha colonia para tapar su sudor. En cuanto al pequeño, está teñido de rubio.

-Creo que podría besarte. Ese olfato es privilegiado Dani.

Sherlock nos miraba con evidente interés, noté también que se estaba cuestionando si de verdad éramos tan inútiles al fin y al cabo.

-Bien... A por ellos, Sabueso.

Dani olfateó el aire y se lanzó hacia adelante, lo seguimos en silencio. De repente se paró y dijo:

-Demasiada gente. Nos verían. Pero el rastro va hacia allá -señaló una concurrida calle.

-Bien, vamos a ver crímenes parecidos, no serían contratados pues son inexpertos. A partir de ahí Sandra hará un mapa de zonas calientes y ya nos metemos con el perfil del asesino.

Sherlock me miró, no estaba acostumbrado a tal nivel de eficiencia en un policía. Luego volvimos a la casa y nos encontramos a Watson en la sala.

-Hola, John.

-Buenas tardes, Dalia.

-Ya veo que se conocen, su amistad es bastante antigua, quizás de Afganistán. Ella salió mejor parada que usted a pesar de ser soldado, fingía ser un hombre para luchar y le ayudaba como médico.

-¿Cómo...? -preguntamos Watson y yo a la vez. Sin embargo, yo no me refería a su descripción.

Sherlock se rió y procedió a explicar cómo lo había sabido. Yo, por mi parte, me acerqué a la ventana y silbé una melodía. Abajo, un coro de silbidos me hizo el coro durante unos segundos antes de que la casa se viera invadida por mi equipo.

-Quietos -dije.

Todos enmudecieron y obedecieron.

-Sabueso, la carrera.

-Acaba en una casa. Está vacía, y pude observar que fue limpiada con lejía y el aire está perfumado. Nuevo cadáver en 24 horas como máximo.

-Muy bien, Daniel. Cuando Eriond termine de explicarnos, ve con él y que investigue la sala.

-Los asesinos entraron por la ventana. No dejaron huellas. Ninguna. Encendieron la radio...

-Eso es... -comenzó a decir Holmes.

-Pocas cosas son imposibles. Ocultar las huellas es fácil. Eran asesinos a sueldo de alguien grande. Sigue.

-Luego, buscando a Leo, encontraron a la novia. La asesinaron con un cuchillo.

-No, en realidad murió por el balazo tras la oreja -dijo Holmes.

-La mujer se defendió, con un cuchillo de cocina. Le fue arrebatado y con él mataron a la mujer. La cuchillada la hizo el más alto, los otros dos staban apartados. La mujer no hirió a sus atacantes. El alto la huvbiera golpeado más pero oyó ruido. Ocultaron el cadáver con una sábana y lo metieron en el armario. Los hombres presentan heridas debido a tres flechas que fueron parcialmente esquivadas, a pesar de que los hombres se movían veloz y erráticamente. Quien haya disparado fue muy veloz y fuerte, pues echó la puerta abajo de una patada sin ayuda. Eran dos, un hombre y una mujer, y juraría que son ellos dos -nos señaló a Holmes y a mí.

-Bueno, acertaste -se rió Holmes, sorprendido.

-No somos una pandilla de inútiles, Holmes. Andrew, su informe.

-No hubo agresión sexual. No fue golpeada. La cuchillada fue post-mortem como dijo el friki del pelo negro. La bala era... bueno, era de una pistola muy cara y poco vista. Sólo la he visto en libros, y cuesta mucho.

Sherlock Holmes y el misterio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora