10: I think I love you

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[Dalia's POV]

Que Mycroft viniera a casa era ya una costumbre. Una costumbre que desagradaba a Sherlock en grado sumo. Aunque no lo expresara, se le notaba muy tenso cuando el mayor de los hermanos Holmes estaba en casa.

-¿No podrían quedar en otro lado? -preguntó por enésima vez mi compañero de piso.

-Técnicamente también es mi casa, así que puedo quedar con él aquí.

-Me molesta.

-Por favor, Sherlock, déjame ensayar en paz. Tengo que tener la canción lista para mañana.

-No me gusta que pases tanto tiempo con mi hermano, eso es todo.

-Tendrás que aguantarte, Sherlock. Ahí llega, hablando del rey de Roma.

-Buenos días, querida. Y hola, hermanito.

-Me voy a mi habitación -murmuró el menor de los Holmes.

Mycroft y yo nos pusimos a hablar un rato, hasta que me acordé de la canción y le pedí que se fuera e hiciera salir a Sherlock. A saber cómo, pero los dos Holmes salieron de la casa y pude, por fin, ensayar la dichosa canción. Cuando acabé, oí el timbre y vi a Sherlock tambaleándose en la puerta, con John agarrándolo para que no cayera.

-¿Qué ha pasado?

-Le drogaron. Lo siento, cuida de él por favor, tengo que irme.

Subí al detective por las escaleras y lo acosté en el sofá, donde se durmió. Me quedé de pie delante, entre los dos sillones que había. Al rato despertó y me miró.

-¿Cómo he llegado hasta aquí?

-No sé, te drogaron.

Trató de levantarse, pero no pudo sostenerse y cayó sobre mí.

-Vuelve al sofá, anda -intenté levantarlo pero negó con la cabeza y se resistió. Incluso drogado, era más fuerte que yo-. Sherlock... al menos quítate de encima mío.

-No quiero.

-¿Qué?

Comencé a retroceder, hasta que choqué contra el otro sillón.

-Sherlock, estás drogado, aléjate de mí.

-No.

Me acorraló contra el sillón, por mucho que intentase empujarlo, era más fuerte que yo y no se movía, es más, se acercaba más a mí. Mi pulso comenzó a acelerarse.

-Estás nerviosa. ¿Te desagrada que esté cerca de ti?

-Sherlock, este no eres tú. Aléjate, por favor.

-No voy a hacerlo. No hasta que compruebe una cosa -dijo el detective acercándose aún más.

-¿Hasta que compruebes qué?

-Esto -susurró antes de besarme.

Al principio me quedé completamente en shock. Esto es un sueño. Si es un sueño, que nadie me despierte, por favor. Luego comencé a seguirle el beso, hasta que la falta de aire hizo que nos separásemos. En ese momento me di cuenta, de que me gustaba Sherlock.

-Esto no puede estar pasando -dijo el detective.

-¿El qué? -pregunté.

-No es posible. No puedo haberme enamorado de ti. Siempre pensé que el amor era una desventaja peligrosa para la mente, y ahora me ocurre a mí. Esto es una locura.

-¿Y ahora qué hacemos con tu hermano?

-Olvidé a Mycroft. Oh, genial, hoy es mi día de mala suerte.

-Bueno, fue culpa de la droga. Cuando despiertes, nada habrá pasado. Ahora duerme.
>>>2 horas más tarde<<<

Mycroft entró y su hermano se despertó. Saludé al hermano de Sherlock y noté que este último había recobrado la lucidez. Desafortunadamente (o quizá no tanto) no había olvidado lo ocurrido aunque fingía lo contrario. Lo hizo hasta que el mayor de los Holmes intentó besarme:

-Aléjate de ella, Mycroft.

-¿Por qué debería?

-Porque es propiedad privada. Mi propiedad -dijo remarcando el "mi".

El hermano del detective me miró inquisitivamente. Sherlock me abrazó por la cintura posesivamente. Yo levanté una ceja, hice señas a Mycroft para que se fuera y me zafé del agarre del detective.

-¿Tu propiedad? ¿Desde cuándo soy de tu propiedad?

-Desde que me amas.

-¿Qué?

-Pupilas dilatadas, pulso acelerado, te humedeces los labios constantemente...

-Vale, vale, no necesito explicaciones -sonreí y me acerqué al detective-. ¿Y qué hay de ti?

-Exactamente lo mismo -dijo con voz suave antes de unir sus labios con los míos.

Sherlock Holmes y el misterio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora