17. Cita.

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Hoy era jueves, por lo que el rubio ya estaba alistándose para salir con Izzy, tal como le había prometido la otra noche.

Se encontraba en la habitación de huéspedes que Axl le había preparado, colocándose una camisa de un brillante color rosa sobre una camiseta blanca y unos jeans azules rasgados en las rodillas.

No le convencía lo que veía frente al espejo, nada de él lo convencía hasta el punto de detestarse a si mismo y su horrosa apariencia. Pero ahí siempre estaba Axl para recordarle cuán bello era.

—Te ves bien.—murmuró por lo bajo mientras se apoyaba contra el marco de la puerta y observaba de arriba a abajo al lindo chico frente a él.

Kurt se encontraba de espaldas, pero podía ver perfectamente el reflejo de el pelirrojo tras él en el espejo. Parecía un tanto desanimado.

—Gracias.—fue lo único que contestó mientras acomodaba su rubio y largo cabello.

Así de cortas y frías eran las conversaciones entre ambos.

Estos días apenas habían cruzado palabra, pues Kurt ya no se sentía del todo cómodo viviendo bajo el mismo techo que el pelirrojo después de conocer los calientes pensamientos que pasaban por la mente de este.

Al pelirrojo le atraía Kurt y ya no se molestaba en intentar ocultar el deseo por aquél joven de ojos celestes. No le importaba tener una novia de bellas curvas y brillante sonrisa, él sólo deaeaba a Kurt. Lo deseaba tanto como para ofrecerle dinero para que pasara una noche con él.

Y estaba al tanto de la cita que este tendría hoy en la noche con el silencioso empleado del bar, lo cuál no le agradaba en lo absoluto y no se molestaba en ocultarlo tampoco:

—¿Te estás poniendo así de lindo para ese chico?—preguntó con notorios celos en su tono de voz.

A pesar de intentar sonar lo más calmado posible, no podía evitar sentir envidia de que Izzy lograra conquistar a este rubio y no él.

Kurt rió levemente y giró su rostro para observarlo con aquellas gemas azules que poseía.

—¿Acaso le molesta que salga con él?—replicó haciéndose el desentendido y Axl largó un pesado suspiro.

—Tal vez.—murmuró bajando su vista al suelo, un tanto avergonzado por la situación.

¿Por qué no tenía el valor de decirle la verdad y ocultaba sus sentimientos tras una fachada? Hacerse el fuerte jamás le había servido para nada más que los negocios, y por ello siempre acababa perdiendo a las personas que más le importaban.

—Entonces si...—asintió el rubio.—Me estoy poniendo lindo para Izzy.

Al oír aquella respuesta Axl tragó saliva con fuerza y mordió su labio inferior, intentando contener una gran lista de ofensivos insultos que el bello chico tal vez nunca jamás había escuchado.

Kurt se aprovechaba de la situación y se burlaba de su jefe sin disimulo alguno. Parecía que sacaba provecho de esta oportunidad para vengarse por los malos tratos que había recibido desde que puso un pie allí en Los Ángeles.

Kurt se estaba volviendo parecido a Axl sin perder esa dulzura y amabilidad que tanto lo caracterizaba, pero sus palabras eran hirientes sin siquiera intentarlo.

—¿Estás contento?—preguntó el pelirrojo, sin expresión alguna en su rostro que pudiera delatar el sinfín de sentimientos que había en su pecho.

El más joven acomodó unos mechones de su rubio cabello detrás de su oreja y luego se acercó a pocos centímetros de Axl.

—¿A qué se refiere?—arqueó una ceja.

L.A Man «KurtAxl»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora