2. Paradise City.

1.3K 183 205
                                    

Axl manejaba rápido, pisando el acelerador con rabia. Estaba a punto de llegar tarde al bar y los clientes probablemente se iban a encontrar molestos por no tener el espectáculo que deseaban.

Mientras, Kurt iba en el asiento del copiloto, en silencio, intentando no decir alguna estupidez que pudiera molestar al pelirrojo. No quería volver a ser tratado como basura de nuevo por alguien como él, alguien con poder, de aparente bienestar económico.

Kurt no tenía nada, ni auto, ni casa. Las únicas posesiones del rubio sólo eran unas prendas que llevaba en su valija y su guitarra, ni siquiera llevaba dinero en su billetera porque lo único que tenía eran doscientos dólares para el boleto, doscientos dólares que tardó semanas en juntar mientras trabajaba limpiando un consultorio médico.

De alguna manera, se sentía menospreciado por Axl, solamente por no tener dinero ni lugar dónde quedarse. Ahora mismo dependía de aquél pelirrojo soberbio para salir adelante, aunque no estaba seguro de cuánto cobraría por el trabajo, ni si obtendría un puesto permanente en el bar.

A pesar de haber logrado llegar a Los Ángeles, Kurt no estaba seguro de poder obtener lo que tanto les había prometido a Krist y a Dave.

Para conseguir trabajo en un lugar como Los Ángeles necesitabas contactos, y si querías conseguir un contrato con una disquera importante, necesitabas mucho más. Kurt no tenía contacto alguno, sólo dependía del talento y del esfuerzo para cumplir su sueño.

—Llegamos.—soltó el pelirrojo con una sonrisa complacida en su rostro luego de frenar el auto.

Kurt giró su cabeza hacia la derecha para mirar por la ventanilla, encontrándose con un edificio de color rojo, con un gran letrero luminoso, este decía <<Paradise City>> en letras amarillas.

Una gran cantidad de personas entraba y salía del lugar, mientras otros hacían fila para esperar su turno. El rubio no era muy bueno en matemática, pero al ver la cantidad de gente que salió, más la que aún se encontraba en el edificio, la que esperaba fuera, y sumando a la que probablemente iba a venir más tarde, era obvio que lograban una gran recaudación cada noche, y eso sólo confirmaba más aún la sospecha de que Axl Rose era un hombre soberbio y adinerado.

—Toma tu guitarra y baja del auto.—ordenó el pelirrojo con seriedad, a la vez que desabrochaba su cinturón de seguridad y acomodaba su ropa.

—Parece que este lugar tiene bastante éxito.—susurró el rubio, aún sorprendido por la cantidad de personas que había en las afueras del bar.

—Ahora lo tiene.—dijo Axl con orgullo, cómo si fuera un padre hablando de su hijo.—Me rompí el trasero para abrir este lugar, y cada maldito centavo que gano me hace sentir que todo el esfuerzo valió la pena.

—¿Literal?—preguntó Kurt serio y el pelirrojo frunció su ceño sin comprender.

—¿Literal, qué?

—¿Literal te has roto el trasero por este lugar?—volvió a preguntar con diversión, y Axl chasqueó su lengua fastidiado por la estúpida broma.

—Cállate, idiota.—contestó, y Kurt borró la sonrisa de su rostro.—No entiendes lo que es apreciar tanto algo que tú mismo lograste desde la nada misma, seguro nunca en tu vida tuviste que trabajar para conseguir algo.

El rubio iba a responder, ¿pero qué iba a decir?

Axl ahora mismo tenía razón, porque él con esfuerzo logró construir este lugar. ¿Kurt qué tenía? Solamente su guitarra y un cuaderno lleno de canciones que probablemente jamás sean escuchadas por el público.

—Lo lamento.—susurró sin mirar a Axl a sus ojos.

—No me importan tus disculpas, eres un idiota.—escupió con asco.

L.A Man «KurtAxl»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora