21. Un problema a la vez.

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El pelirrojo aún se encontraba sentado detrás de su escritorio tratando de asimilar todo lo que había sucedido esta noche. El bar ya estaba cerrado y todos los empleados se estaban en el piso de abajo, preparándose para marcharse a sus hogares luego de una larga noche de trabajo. No tenían idea alguna de lo que había sucedido con su jefe y el humillante sacrifico que tuvo que hacer para que la verdad respecto a sus negocios y a su vida no salga a la luz.

Y la taza de café que bebía hoy había sido cambiada por un vaso de whisky. Bebía con la intención de ahogar el asco que aún sentía por sí mismo al haberse rebajado de tal forma y tener sexo con aquél malvado hombre. Bebía para olvidar que alguien en el que él depositaba toda su confianza lo había traicionado. Y también bebía porque se sentía un estúpido al no percatarse que su novia lo había estado engañando todo este tiempo con otro hombre. 

Parecía que todos los problemas habían caído sobre Axl como flechas, todos al mismo tiempo y todos igual de importantes. Se sentía agobiado y solo, porque ahora parecía que no tenía a nadie en quién confiar a su alrededor. Todos eran igual de responsables por esta situación y debía encontrar al traidor antes de que vuelva a hacer de las suyas. Pero había que resolver de un problema a la vez.

Tan pocos ánimos Axl tenía hoy que ni siquiera sus ojos se iluminaron o las comisuras de sus labios se inclinaron en una sonrisa al ver al lindo chico de cabellera rubia entrar en su oficina. Este caminó a pasos inseguros hasta el escritorio del pelirrojo y al apenas sentarse frente a este pudo notar que no había sido una buena noche para el contrario. Axl daba pequeños sorbos a su vaso de whisky y miraba un punto indefinido de la pared, mientras que el rubio esperaba algún tipo de señal que le indicara que era el momento adecuado de hablar, pero la señal no llegaba y Kurt parecía preocuparse cada vez más por el silencio de aquél hombre.

—¿Se encuentra bien?—preguntó armado de valor y dispuesto a enfrentarse al impredecible carácter de Axl.

El pelirrojo llevó su vista al chico y negó con su cabeza un par de veces. Se sentía un tanto culpable de tratar al rubio tan fríamente cuando no lo merecía, pero no tenía la valentía suficiente para contarle lo que había sucedido y mucho menos admitir que lo había hecho para protegerlo a él.

Kurt también tenía que contarle algo de gran importancia, para eso vino a la oficina unas horas antes y para eso vino ahora. Pero al ver el estado del pelirrojo no podía evitar preguntarse qué había sucedido y si era el momento oportuno de hablar con él.

—¿Pasó algo grave?—preguntó intrigado. Axl solamente bebía su whisky, por lo que el rubio siguió hablando:—Usted sabe que puede confiar en mí para lo que sea. Si quiere contarme algo o si...

—Oh, Kurt... Si supieras lo que he hecho.—soltó el pelirrojo con una mezcla de burla e incomodidad en sus palabras, apoyando tan fuerte su vaso sobre el escritorio que pareció casi un milagro que no acabara hecho pedazos.

El rubio negó con su cabeza sin comprender lo que sucedía, pero aún más dudas aparecían en su mente al ver al hombre levantarse de su asiento y caminar de un lado al otro por su oficina, mascullando palabras que parecían ser groserías.

—No lo entiendo.—dijo Kurt confundido por su actitud.—¿Qué fue lo que hizo?

—Cosas asquerosas, cosas de las que me avergüenzo.

—¿Cómo cuáles?—el rubio se levantó de su lugar también y se recargó contra el escritorio para observar a Axl.

Y el pelirrojo detuvo sus pasos en seco al ver a Kurt apoyado contra el mismo escritorio en el que lo había imaginado desnudo mientras se follaba a Hampton. 

L.A Man «KurtAxl»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora