El nuevo orden.

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Hernán Cortés seguía marchando. El 8 de noviembre de 1519 se encontraron Cortés y Moctezuma, haciendo de intérprete Malintzin. Moctezuma creyó que los españoles eran enviados del dios Quetzalcóatl obsequiándole entre otras cosas, el Tocado del Dios Quetzalcóatl, mejor conocido como Penacho de Moctezuma.

Mientras los españoles se quedaban en Tenochtitlan, Moctezuma los hospedó en el templo de su antecesor Axayácatl (en el palacio del padre de Moctezuma), pudiendo entonces admirar la grandiosidad de aquella ciudad. En los días siguientes, los españoles visitaron los palacios y templos de la gran capital mexica, así como el gran cú (templo) de la ciudad gemela del imperio, Tlatelolco y su mercado: una plaza de más del doble de grande que la Plaza Mayor de Salamanca (entonces la más grande de la cristiandad).

Por otro lado, cuatro capitanes y doce soldados se presentaron a Cortés para hacerle presente la conveniencia de prender al emperador, manteniéndole como rehén, para que respondiera con su vida la vida del ejército. Moctezuma cayó en la celda de los españoles, Cortés lo tuvo como rehén o era pena de muerte inmediata. Apaciguó a su guardia diciendo que iba de propia voluntad y tras ser trasladados con los españoles todos sus enseres siguió manifestando a todas sus visitas que estaba allí de propia voluntad. Consiguió también que Moctezuma se declarase vasallo de Carlos V.

En esos días se recibió la noticia de la llegada de 18 navíos al Puerto de Veracruz, creyéndose en un principio que eran refuerzos del emperador, pero enseguida se supo que eran tropas mandadas por Diego de Velázquez para castigar a los rebeldes. Estas tropas estaban mandadas por Pánfilo de Narváez. Ellos pusieron sobre aviso a Moctezuma de que Cortés era un rebelde a su rey y que si podía, lo matase. Así que Cortés no tuvo más remedio que dejar una guarnición de poco más de un centenar de españoles en Tenochtitlan al mando de Pedro de Alvarado, y él con trescientos españoles y varios cientos de indios salió al encuentro de las tropas de Narváez. Cortés atacó el campamento enemigo en plena noche, derramando muy poca sangre y capturando a Narváez sólo unos momentos después de haber entablado combate. Tras mostrar a los soldados los adornos de oro y de incitarlos a unírsele, la mayoría cambió de bando a favor de Cortés, que gracias a esto triplicó sus efectivos de la noche a la mañana. Por su parte, Narváez regresó por donde había venido, con unos cuantos seguidores, mientras que Cortés regresaba a Tenochtitlan.

Tiempo después los soldados españoles fueron sitiados en la casa en la que estaban alojados, rodeados por multitudes de indígenas indignados liderados por Cuauhtémoc (primo de Moctezuma), por lo que escaparon en la lluviosa noche del 30 de junio de 1520, conocida como la Noche Triste. Al escabullirse silenciosamente, los españoles se dirigieron a una de las calzadas que conducían a la salida de Tenochtitlan. Ya no les faltaba mucho para completar la retirada cuando fueron descubiertos por una anciana, que dio la alarma y en unos momentos miles de guerreros mexicas atacaron en tromba a los españoles; les acosaron a lo largo de la calzada, mientras otros atacaban desde sus canoas. En aquella retirada cayó la mayoría de los españoles, sobre todo los que llegaron con Narváez, que al llevar muchas piezas de oro murieron ahogados en el lago. Se perdió además gran cantidad de piezas de artillería y de caballos, así como gran parte del tesoro que se transportaba. Perseguidos por los mexicas, el 7 de julio, cerca de Otumba, los españoles se reorganizaron y plantaron batalla a los guerreros que les perseguían, logrando derrotarlos.

Después de su derrota en la Noche Triste los españoles y sus aliados tlaxcaltecas se replegaron en Tlaxcala; se reorganizaron y atacaron Tenochtitlan, poniendo en sitio a la ciudad. Entendiendo que los mexicas no se rendirían, Cortés mandó traer los navíos que había inhabilitado, pieza por pieza, con el fin de poner sitio a Tenochtitlan. Los navíos fueron reconstruidos en el lago que rodeaba la ciudad y tras un ciclo que duró 75 días, en los que los mexicas pelearon hasta su práctico exterminio. Después de consumada la conquista, Cortés se hace acompañar por Cuauhtémoc de quien se dice, llegó a torturar para obtenerle información sobre el tesoro mexica. No obteniendo respuesta positiva, Cortés lleva a Cuauhtémoc a sus expediciones posteriores donde más tarde resultará muerto, presuntamente mandado a ahorcar por Cortés.

La otra cara del águila.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora